ZP no se atreve a poner fin a la agonía de Saiz

(PD).- Sigue el esperpento y Zapateroipara otro lado, como hizo con la crisis y suele hacer cada vez que a él y a los españoles se les cae en techo encima. La revelación este lunes de que el CNI tiene en nómina a dos de los tres policías que en 2005 participaron en la polémica detención de unos militantes del PP por su inexistente agresión a José Bono en el transcurso de una manifestación representa un nuevo pasaje turbio en la más que controvertida gestión de Alberto Saiz.

Cuenta El Mundo que el director de los servicios de inteligencia, amigo personal del presidente del Congreso, abona con fondos reservados en torno a 2.000 euros al mes al ex comisario Rodolfo Ruiz, mientras que otro de los agentes del caso Bono también recibe una cantidad sin determinar, según denuncian fuentes del propio CNI.

Estos policías fueron absueltos por el Supremo del delito de detención ilegal de los militantes del PP en una de las páginas más bochornosas de nuestra historia judicial.

Recuerda José Oneto en La Estrella Digital que el Partido Popular e Izquierda Unida insistirán de nuevo en la tarde de este lunes en la comparecencia del director general del CNI (Centro Nacional de Inteligencia), Alberto Saiz, ante la Comisión de Defensa, ya que, según ellos, es necesario que el señor Saiz se explique a puerta abrita, delante de periodistas y diputados en general, y no en la Comisión de Secretos Oficiales como ha hecho hasta hora, ya que ninguna de las cuestiones por las que está siendo investigado por el Ministerio de Defensa afectan a la seguridad del Estado.

La portavoz del grupo parlamentario popular, Soraya Sáenz de Santamaría, además de forzar una nueva comparecencia parlamentaria de Saiz, pedirá, junto con la portavoz en la Comisión de Defensa, Beatriz Rodríguez Salmones, que todas las facturas que enseñó la semana pasada en la Comisión de Secretos Oficiales, y que sólo pueden ver los portavoces parlamentarios, dejen de estar depositadas en la secretaría general del Congreso y se trasladen a la Comisión e Defensa para que las vean no sólo dos portavoces de los grupos sino todos los parlamentarios.

Cree saberse que el presidente de la Comisión de Defensa, el socialista Cipriá Ciscar va a intentar evitar esa comparecencia con la excusa de una agenda sobrecargada, aunque los populares parecen estar dispuestos a plantearlo en la Diputación Permanente del Congreso cuando se inicie el periodo de vacaciones…

El ‘caso Saiz’, que el Gobierno ha intentado congelar hasta después del verano con esa Comisión de Investigación interna que averigua los detalles de las denuncias, la incorporación de tres sobrinos a las tareas del Centro, la supuesta utilización de fondos reservados para actividades privadas y la practica del «polígrafo» (la máquina de la verdad) a agentes a los que se acusa sin pruebas de caber filtrado información a la prensa (¿por qué hasta ahora no ha salido ninguna información durante la etapa en la que José Bono, que fue el que le nombró, estuvo de ministro de Defensa?, se preguntan dentro del Centro todos los que están convencidos de que la etapa Saiz está terminada y que el Gobierno lo único que quiere es salvar la cara y encontrar una persona de consenso para substituirle que, en este caso, tendrá que pactarla con el Partido Popular, como hizo José María Aznar cuando en el año 2002 nombró el diplomático Jorge Dezcallar como director general del Centro.

Pero, siendo graves todas las denuncias que han salido del Centro, sobre la forma de dirigir el servicio y sobre las sucesivas purgas que han llevado la inestabilidad y el enfrentamiento a la sede los servicios secretos, lo más preocupante es las diferencias que se han producido en la ejecución de la política antiterrorista (especialmente al llamado servicio de operaciones), y últimamente los graves incidentes que se han producido en Cuba y en Marruecos que han terminado con la expulsión de los agentes destacados en la isla y la salida del responsable de Antena en Tetuán, dedicado sobre todo a la lucha contra el terrorismo islámico, a la inmigración ilegal y el tráfico de drogas.

El caso de Cuba es especialmente sensible, ya que la actuación de los hombres del CNI y un supuesto agente doble que trabajaba para el Centro, pero también para el G-2 cubano, han provocado un nuevo cierre ideológico del régimen castrista y la salida del poder de varios hombres claves para el futuro de la isla: el ministro de Asuntos Exteriores Felipe Roque, el ex vicepresidente económico y ex vicepresidente del Consejo de Estado Carlos Lage, el antiguo jefe de relaciones internacionales del Partido Comunista de Cuba Fernando Ramírez, el que fue jefe de despacho del comandante Fidel Castro, Carlos Valenciaga, y el ex vicepresidente del Consejo de Ministros Otto Rivero. Como puede comprobarse, un auténtico desastre por el que alguien tendrá que pagar…

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