De Pekín a Tegucigalpa y sin decencia

De Pekín a Tegucigalpa y sin decencia

(PD).- Afirma Hermann Tertsch en ABC que lleva unos días esperando a que nuestro presidente del Gobierno le indique a nuestro ministro de Asuntos Exteriores que sería conveniente llamar al embajador español en China a consultas. Como al de Tegucigalpa.

Nos hemos enfadado mucho con unas instituciones hondureñas que, de forma muy desagradable y condenable, han derrocado a un golpista amigo del milico Chaves, del pederasta Ortega y del dictador Castro. Y que pretendía seguir los mismos planes que sus amiguetes. Nos hemos enfadado con razón, señor ministro.

Esto se lo aplaudo más que su tutela permanente de criminales como Castro y su dictadura. A la gentuza, si ha sido electa como el presidente hondureño hay que quitarle el poder por medios constitucionales.

Sacar a los soldados para llevarse al presidente en pijama a un avión no es nada elegante. «Quite unpolite» que diría Chesterton.

Aunque sea él el mayor golpista del país. Las botas militares no pintan nada en el debate político. Ni en Honduras ni en Venezuela ni en Cuba. ¿Estamos de acuerdo?

Pero llevamos varias jornadas de escabechina en Xingjian, en el oeste de China y nuestro embajador en Pekín se siente tan feliz y cómodo como si estuviera en La Habana. Aquí la vida sigue igual, por Ustedes designada.

Pasan los días, cierran las empresas y cada vez más gente honrada se ve obligada a robar en los supermercados. Pero en Xingjan están peor. Allí los soldados chinos están matando a los niños musulmanes a culatazos. Convendría que al menos dijeran Ustedes algo. Por decencia. ¿O es pedir demasiado?

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