Se extiende la polémica suscitada en Reino Unido y Estados Unidos por la liberación el jueves del libio Abdelbaset al Mohamed al Megrahi, condenado a cadena perpetua por el atentado, en 1988, contra un avión de la PanAm y en el que murieron 270 personas.
Si las imágenes del ex preso del caso Lockerbie subiendo al avión que le conduciría ayer mismo a Libia habían provocado revuelos, las de su llegada a Tripoli, donde Al Megrahi ha sido recibido como héroe, han levantado una polvareda.
El libio, aquejado de un cáncer de próstata en fase terminal, obtuvo ayer el permiso de abandonar la cárcel escosesa donde llevaba cuatro años detenidos para pasar los últimos meses de su vida en su país.
Al coro de críticas de la prensa estadounidense que ha recogido el comentario del presidente Barack Obama que definió ayer la excarcelación como «un error», hoy se ha unido el profundo rechazo del ministro de Exteriores de Reino Unido, David Miliband, por la recepción triunfal del ex terrorista en la capital libia.
Miliband ha tachado de espectáculo «profundamente penoso e inquietante» la acogida de al Megrahi a su llegada al aeropuerto, donde ha sido rodeado de una muchedumbre que le aclamaba. Esto era precisamente lo que el primer ministro británico Gordon Brown no quería que pasara como había dejado claro en una carta dirigida al Gobierno libio en la que pedía «sensitividad» en la gestión del asunto.
«La actitud que tendrá el Gobierno libio en los próximos días será muy significativa para el regreso de Libia en la comunidad civilizada de las nacionales», dijo Milliband.
Mientras tanto, según la BBC, Reino Unido ya prepara sus primeras respuestas diplomáticas. Londres, según informa la emisora, está reconsiderando la visita del príncipe Andrés al país norteafricano. La visita del príncipe Andrés, segundo hijo varón de la Reina Isabel, inicialmente proyectada para comienzos de septiembre, se suspenderá con toda probabilidad, según la BBC.