La joven, de tan solo 20 años, fue fusilada junto con el líder italiano

Clara Petacci, la amante de Benito Mussolini, sigue desvelando detalles de ‘il Duce’, 75 años después de muerta

El fundador del fascismo dejó importantes pistas de su vida en las relaciones amorosas que mantuvo

Clara Petacci, la amante de Benito Mussolini, sigue desvelando detalles de ‘il Duce’, 75 años después de muerta
Clara Petacci y Benito Mussolini PD

Benito Mussolini se caracterizó por tener muchas amantes. Sin embargo, Clara Petacci no solo fue la última, sino la más importante. No en vano, la joven de 20 años estuvo con el líder fascista hasta el último instante: cuando fueron fusilados el 28 de abril de 1945.

El historiador de la Universidad de Oxford, Richard J. B. Bosworth, indica que ambos se conocieron por casualidad. Fue en un playa en las afueras de Roma, en Ostia, en 1932, cuando Mussolini ya llevaba diez años como líder supremo de Italia.

Él tenía 49 años y estaba casado desde hace 17 con su segunda esposa, Rachele Guidi, con quien tenía cinco hijos (más uno de un matrimonio anterior).

«Ella venía de una familia romana burguesa. Su padre formaba parte del equipo médico del Papa Pío XI y también dirigía una clínica para la clase alta en Roma. Su madre era muy católica y era inusual verla sin un rosario en la mano», cuenta Bosworth.

A pesar de que Mussolini estaba casado y de que era mucho mayor que su hija, ambos padres incentivaron la relación extramarital, señala el historiador.

La favorita

Irónicamente, los amantes solían encontrarse en misa los domingos, para luego pasar la tarde del domingo teniendo relaciones sexuales en la oficina de Mussolini.

Fue la única amante que tuvo su propia habitación en el Palazzo Venezia, donde Mussolini instaló su gobierno. Además, ella contaba con guardaespaldas y chofer propio.

A pesar de su corta edad, tenía un muy alto nivel cultural e intelectual y, durante gran parte de los 13 años que duró su relación, registró muchas de las conversaciones en sus diarios.

Cuando estos fueron desclasificados y publicados por primera vez, en 2009, causaron un gran revuelo.

La política Alessandra Mussolini, nieta del líder totalitario, dijo que Petacci había sido «una acosadora» y aseguró que «ni una sola palabra» de lo que escribió sobre su abuelo en los diarios era cierto.

Adicto al sexo e inseguro

Los diarios, escritos entre 1932 y 1938 y publicados bajo el título «Claretta Petacci, Mussolini Secreto», describen el voraz apetito sexual del líder fascista.

«Hubo un tiempo en que tenía a 14 mujeres y tomaba a tres o cuatro todas las noches, una tras otra», le contó a su joven amante.

Sin embargo, el historial amoroso de Mussolini causó un sinfín de peleas entre ellos, ya que también ella era muy celosa.

Los diarios también revelan muchas de las inseguridades de Mussolini, no solo como amante sino también como líder.

«Una de las pequeñas obsesiones de Mussolini era si él era o no otro Napoleón. Cada vez que él le decía a Claretta: ‘Realmente no he logrado tantas cosas como Napoleón, ¿verdad?’, ella le aseguraba que no era cierto, y qué él era más inteligente y mejor».

La relación con Hitler

Mussolini también compartió con su amante detalles de su relación con Hitler, a quien conoció por primera vez en 1934.

Si bien aquel primer encuentro fue famosamente tenso, los dos líderes se fueron acercando y forjaron una alianza que luego se conocería como «el Eje» (al que luego se sumó Japón).

«Cuando me vio había lágrimas en sus ojos. Realmente me aprecia mucho», le dijo al regresar de la Conferencia de Múnich, en 1938, en la que se acordó la entrega a Alemania de parte del territorio de Checoslovaquia.

«El Führer es muy agradable», agregó, y lo describió como «una persona emotiva por dentro». Sin embargo, Mussolini también se mostró crítico con el carácter explosivo de Hitler.

«Salieron chispas de sus ojos, su cuerpo temblaba y se recuperó con dificultad», describió un arranque de ira del alemán.

«Yo, por otro lado, permanecí completamente tranquilo», alardeó, y aseguró que fue él quien logró llevarlos «de nuevo al asunto en cuestión».

«Hitler sinceramente me adora», le dijo a Claretta, según lo que ella registró en sus diarios.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído