Más de 135 muertos, 5.000 heridos y 200 desaparecidos

Un destartalado barco ruso abandonado y su misterioso dueño, el germen de la brutal explosión que enlutan Líbano

Igor Grechushkin decretó la bancarrota de su compañía naviera y se mudó de inmediato a Chipre. La tripulación a la deriva y los trámites para trasladar el nitrato de amonio al depósito fatal

Brutal: Más de 135 muertos, 5.000 heridos y 200 desaparecidos.

La gran explosión que se vivió en Líbano tiene su ‘origen’ en 2014.

Mikhail Voytenko, periodista especializado en temas marítimos, escribió ese año una escueta crónica acerca de un misterioso barco fantasma de origen ruso al que calificó como una “bomba flotante”. Su nombre era Rhosus.

Había amarrado en el puerto de Beirut en octubre del año anterior en busca de ayuda. Había zarpado semanas antes desde Batumi, Georgia, navegaba destartalado y su destino era Mozambique, África. Nunca llegaría.

En su interior cargaba con un material inquietante que lo hacía extremadamente peligroso para toda una ciudad. Un total de 2.750 toneladas de nitrato de amonio.

Rhosus fue detenido luego de una inspección de las autoridades portuarias libanesas que encontraron una serie de deficiencias elocuentes que hacían imposible que continuara en esas condiciones por aguas del Mediterráneo.

Desde octubre de 2013 hasta julio del año siguiente, el buque carguero quedó varado en Beirut. Con él, cuatro tripulantes. El capitán, de nacionalidad rusa y otros tres ucranianos.

El dueño del barco fue identificado como Igor Grechushkin, un empresario ruso de la ciudad de Khabarovsk, radicado en Limassol, Chipre, quien poco después del frustrado viaje a Mozambique declaró a su empresa, Teto Shipping Ltd, radicada en las Islas Marshall, en bancarrota. El buque quedaría varado allí en Líbano.

Las autoridades del puerto no querían que se fueran y dejaran esos potenciales explosivos bajo su cuidado.

Tampoco hicieron algo lógico como reemplazar la tripulación con personal libanés.

“Las autoridades rusas y ucranianas no hacen nada, mientras que, al parecer, su participación es imprescindible para lograr algún tipo de acuerdo con las autoridades de Beirut y elaborar un plan conjunto para reemplazar a la tripulación con locales de manera incondicional, o financiar la tripulación y buque hasta que ella sea subastada”.

Pero una firma local terció a favor de los tripulantes. Baroudi & Associates argumentó que dadas las condiciones, la vida de sus representados corría peligro por la delicada carga que debían haber transportado hasta Mozambique. Fue el inicio de la tragedia que tendría lugar cinco años después.

El cargamento fue trasladado desde la destartalada nave hasta el depósito donde durmió hasta este martes 4 de agosto, cuando un incendio desató una terrible explosión que provocó la muerte de al menos 135 personas e hirió a 5.000 víctimas.

Las detonaciones tuvieron tal potencia que fueron registradas por los sensores del Instituto Geológico de los Estados Unidos como un terremoto de magnitud 3,3 grados en la escala Ritcher.

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