Las próximas elecciones serán en 2024

El futuro del Estado de Bélgica: Sus conflictos se remontan a la Edad de Hierro y pende de un hilo

Tras romper el récord mundial del tiempo más largo sin gobierno en tiempos de paz, Bélgica forma un Gobierno de siete partidos 16 meses después de las elecciones, pero el temor de quienes no quieren que Bélgica desaparezca es que los partidos separatistas alcancen una mayoría y exijan la independencia de Flandes

El futuro del Estado de Bélgica: Sus conflictos se remontan a la Edad de Hierro y pende de un hilo

Tras las elecciones de junio de 2010, las negociaciones y la formación del gobierno tomaron un total de 541 días, rompiendo el récord mundial del tiempo más largo sin gobierno en tiempos de paz, título que aún detenta.

Según una publicación de la BBC Mundo, más allá de lo curioso -y difícil de concebir-, la situación que han vivido los belgas genera preguntas interesantes como cuán necesario es el Poder Ejecutivo normal.

Transcurridos 646 días desde de la caída del último Gobierno estable Bélgica parece estar a punto de conseguir formar un Ejecutivo con plenos poderes. El primero desde diciembre de 2018.

Según Gerardo Lissardy, cuando Bélgica cumplió un año sin gobierno, a pesar de la crisis política, el país vio crecer su economía, redujo su proyección de déficit fiscal, ejerció la presidencia semestral de la Unión Europea (UE) y envió aviones de guerra a un país en conflicto: Libia.

Pero hay otra pregunta más básica: ¿por qué se viven, una y otra vez, ese tipo de situaciones el reino de Bélgica?

Movimientos separatistas flamencos de larga data

Se trata de una democracia parlamentaria que se encuentra en el corazón mismo del sueño paneuropeo, hogar de la sede de la Unión Europea y es uno de los países más ricos del continente.

Sin embargo, las diferencias entre las regiones flamenca y francófona de la nación se han ido afianzando, y muchos belgas temen que su país finalmente se desintegre.

Los movimientos separatistas flamencos que existen actualmente tienen una larga data de historia pues, sus raíces se remontan a más de 2.000 años, según le explicó a BBC History el escritor especializado en historia y arqueología David Keys.

En el centro del problema está el hecho de que la mitad norte de Bélgica habla flamenco (una lengua germánica más conocida como holandés) mientras que la mitad sur habla francés (una lengua romance derivada del latín).

Esto se debe a que en algún momento del siglo I o II a. C., las tribus germánicas de la Edad del Hierro desplazaron al celta como idioma principal en lo que ahora son los Países Bajos y partes de Bélgica.

Aunado a esto, la religión marcaría otra línea divisoria en esas tierras que, para infortunio de los belgas más tarde, no coincidiría con la frontera lingüística.

Alrededor del 1500, los Países Bajos se habían convertido en el centro comercial del noroeste de Europa, muy influyente tanto en el Mar del Norte como en el Báltico, y controlando la desembocadura del Rin.

De tal manera que la primacía comercial generó el crecimiento de las grandes ciudades (Amberes, Ámsterdam, Leiden y Haarlem) que, en la década de 1560, habían comenzado a ayudar a generar radicalismo político y religioso, y se movían del catolicismo hacia el protestantismo.

Pero con el territorio bajo el control de los Habsburgo españoles (desde 1516) en un momento en el que España se veía a sí misma como la defensora de la fe católica, la colisión con su posesión holandesa no se hizo esperar y decenas de miles de protestantes tuvieron que huir hacia territorio rebelde en el norte.

Durante 300 años, los Habsburgo españoles (y luego austríacos) gobernaron el sur católico, mientras que la dinastía protestante Orange gobernó el norte, hasta que, en 1795, la flamante República Francesa, en alianza con los radicales locales, se apoderó de los Países Bajos austríacos (Bélgica) y la República Holandesa.

Esta reunificación de los Países Bajos liderada por los francófonos allanó el camino (después de la derrota francesa en Waterloo) para la creación de un Reino Unido de los Países Bajos, dominado por los holandeses protestantes, que abarcaba lo que hoy es Bélgica y los Países Bajos modernos.

Se convirtió en un Estado híbrido y claramente autocrático: mitad católico, mitad protestante que resultó totalmente inviable, como probó una revolución que empezó en medio de una ópera en 1830.

No pasó mucho tiempo antes de que la economía y la ideología empezaran a nutrir esa división flamenca / francófona tornándola cada vez más en un problema aparentemente irremediable y indiscutiblemente central en la vida política del país.

El futuro

De momento, 15 meses después de los últimos comicios, se logró conformar una coalición de siete partidos que incluye a Verdes, Socialistas y Liberales en un matrimonio de conveniencia con Demócratas Cristianos Flamencos para gobernar el país.

Pero, aunque quedaron excluidos de la coalición, nadie olvida que los dos partidos que más votos obtuvieron fueron los movimientos separatistas flamencos N-VA y Vlaams Belang, este último de extrema derecha.

Las próximas elecciones serán en 2024 y el temor de quienes no quieren que Bélgica desaparezca es que los partidos separatistas alcancen una mayoría y exijan la independencia de Flandes.

Tal y como concluye la reseña de la BBC, aunque pueda parecer extraordinario, en la estable y próspera Europa occidental, una verdadera interrogante se cierne sobre la futura existencia de un Estado democrático.

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Autor

Yéssica Salazar

Licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo. Con Máster en Gerencia y Tecnologías de la Información. Con infinito amor por el periodismo y los medios audiovisuales que me han permitido conocer nuevos senderos, diferentes y desconocidos.

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