En la guerra abierta entre Israel y el grupo islamista Hamás en la Franja de Gaza, las cifras de víctimas han alcanzado niveles alarmantes. Según el Ministerio de Sanidad palestino, se reportan 21,110 muertos y 55,243 heridos, mayormente niños y mujeres, como resultado de la ofensiva.
El portavoz del Ministerio controlado por Hamás, Ashraf al Qudra, ha denunciado que en las últimas 24 horas se registraron 16 masacres, con 195 muertos y 325 heridos, perpetradas por las fuerzas de ocupación israelíes.
El Ejército de Israel ha intensificado su ofensiva en Jan Yunis, un bastión de Hamás en el sur de Gaza, buscando a Yahya Sinwar, líder del grupo en la región. Además, hay preocupación por el asedio y los ataques contra el Complejo Médico Naser, similar a lo ocurrido con el hospital Al Shifa, desmantelado tras el hallazgo de infraestructura de Hamás.
Los informes señalan bombardeos en zonas residenciales y ataques a instalaciones médicas, como el edificio frente al hospital Al Amal y el ataque a pisos superiores del edificio de la Media Luna Roja, hiriendo a desplazados internos refugiados allí.
El llamado internacional se intensifica, instando a la protección de instalaciones médicas y civiles. A pesar de la presión internacional, Israel continúa su ofensiva por aire, tierra y mar, ya en su día 82, generando una crisis humanitaria sin precedentes en Gaza.
La comunidad internacional, incluyendo a Francia, ha pedido un alto al fuego y acciones concretas para salvaguardar a los civiles, que enfrentan una crisis humanitaria con hospitales colapsados, epidemias, escasez de recursos básicos y condiciones desfavorables, especialmente durante el invierno.
El Ministerio de Sanidad en Gaza informó sobre la llegada de equipos médicos especializados en cooperación con instituciones internacionales para asistir en varios hospitales, incluso la puesta en marcha de un hospital improvisado en Rafa, cerca de la frontera con Egipto.
El conflicto, que inició el 7 de octubre con un ataque masivo de Hamás, ha desencadenado una respuesta agresiva por parte del Ejército israelí, resultando en un elevado número de desplazados internos y personas atrapadas bajo escombros, con una situación humanitaria cada vez más crítica.
