A pesar de las críticas de sus aliados y las protestas internas, el Gobierno de Israel se mantiene firme en su retórica y ha anunciado que seguirá con la ofensiva en la localidad gazatí de Rafah hasta «desmantelar» las «capacidades militares» de Hamás.
La situación humanitaria en Rafah es cada vez más crítica, con más de 360.000 palestinos huyendo de la región en menos de una semana debido a los bombardeos y órdenes de evacuación.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) ha alertado sobre el aumento del desplazamiento y el miedo entre las familias gazatíes, así como el peligro inminente de colapso del sistema sanitario debido a la escasez de combustible.
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ha reiterado la determinación del país en la guerra contra Hamás, enfatizando que seguirán hasta lograr la liberación de todos los secuestrados. A pesar de las críticas recibidas, Gallant defendió la operación en Rafah como precisa y necesaria.
Mientras tanto, la UNICEF ha advertido que la situación en la Franja de Gaza empeorará si no se reactivan las operaciones humanitarias en 48 horas, ya que los suministros están agotándose. Desde el inicio de la ofensiva, se estima que cerca de 35.100 palestinos han muerto y más de 78.800 han resultado heridos debido a los ataques israelíes, según el grupo islamista.