El ascenso de Mark Carney como nuevo líder del Partido Liberal y próximo primer ministro de Canadá marca un giro significativo en la política del país. Con una carrera brillante como exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, Carney llega al poder en un momento crítico, tanto para su partido como para las relaciones con Estados Unidos, donde Donald Trump no ha dejado de lanzar ataques económicos y retóricos contra su vecino del norte.
Carney, un tecnócrata sin experiencia política previa, se impuso con contundencia en las primarias liberales al obtener el 85,9 % de los votos, dejando atrás a figuras como Chrystia Freeland, exviceprimera ministra y ministra de Finanzas. Su victoria refleja el deseo del Partido Liberal de apostar por un perfil pragmático y técnico para enfrentar los desafíos que dejó Justin Trudeau, quien lideró el país durante más de nueve años pero cuya popularidad se desplomó en los últimos tiempos.
Canada is ready for change. pic.twitter.com/NrDLF8omH0
— Mark Carney (@MarkJCarney) March 9, 2025
Un líder inesperado en tiempos turbulentos
Carney no es un político tradicional. Su trayectoria se forjó en el ámbito financiero, donde ganó notoriedad por su gestión durante la crisis económica global de 2008 y por ser el primer extranjero en dirigir el Banco de Inglaterra. Sin embargo, su falta de experiencia parlamentaria plantea dudas sobre su capacidad para navegar las complejidades políticas nacionales e internacionales.
La elección de Carney llega en un contexto marcado por las tensiones comerciales con Estados Unidos. Trump ha acusado a Canadá de ser responsable del tráfico de fentanilo y la inmigración ilegal hacia su país, amenazando incluso con aranceles elevados y comentarios incendiarios sobre convertir a Canadá en el «estado número 51». Frente a este escenario, Carney ha adoptado una postura firme. En su discurso tras ser elegido, afirmó que Canadá mantendrá los aranceles recíprocos «hasta que los estadounidenses nos muestren respeto».
¿Un cambio necesario?
El liderazgo de Carney plantea interrogantes sobre el futuro del Partido Liberal y su capacidad para recuperar terreno frente al opositor Partido Conservador. Aunque los liberales han reducido su desventaja en las encuestas desde la dimisión de Trudeau, la incertidumbre sobre cómo manejará Carney las relaciones con Trump podría convertirse en un arma de doble filo.
Por un lado, su experiencia como economista lo posiciona como alguien capaz de negociar acuerdos comerciales complejos y defender los intereses canadienses frente a las políticas proteccionistas de Trump. Por otro lado, su falta de bagaje político podría dificultar la gestión interna del partido y la construcción de alianzas necesarias para gobernar con una mayoría parlamentaria.
Un discurso desafiante pero necesario
Carney no perdió tiempo en marcar distancia con Trump. En declaraciones contundentes, acusó al presidente estadounidense de atacar injustamente a las familias y empresas canadienses mediante aranceles «injustificados». Este tono desafiante podría fortalecer su imagen como defensor del interés nacional, pero también corre el riesgo de escalar las tensiones entre ambos países.
El nuevo primer ministro deberá equilibrar esta postura firme con la necesidad de mantener relaciones comerciales estables con Estados Unidos, principal socio económico de Canadá. Además, tendrá que lidiar con desafíos internos como la recuperación económica postpandemia y las divisiones dentro del propio Partido Liberal.
¿Qué podemos esperar?
En los próximos meses, Carney enfrentará pruebas cruciales. Se espera que convoque elecciones generales anticipadas para aprovechar el impulso inicial tras su elección. Sin embargo, si no logra consolidar su liderazgo rápidamente, podría pasar a la historia como uno de los primeros ministros más breves del país.
La llegada de Mark Carney representa una apuesta audaz por parte del Partido Liberal. Su éxito dependerá no solo de sus habilidades técnicas como economista sino también de su capacidad para adaptarse al juego político. En un mundo cada vez más polarizado, donde líderes como Trump dominan la narrativa global, Carney deberá demostrar que es más que un tecnócrata: tendrá que convertirse en un líder capaz de unir a Canadá frente a los desafíos internos y externos.
El tiempo dirá si esta elección marca el inicio de una nueva era para Canadá o si será recordada como una oportunidad perdida en medio del caos político y económico que define nuestro tiempo.