La Franja de Gaza atraviesa uno de los momentos más críticos desde el inicio del conflicto en octubre de 2023.
Israel ha consolidado el control militar sobre cerca de un tercio del territorio gazatí, según estimaciones recientes y testimonios de organizaciones humanitarias y medios internacionales.
La creación y expansión de corredores militares, junto con zonas de seguridad ampliadas, están redefiniendo tanto la geografía como la vida cotidiana en el enclave palestino.
Al mismo tiempo, la última propuesta israelí para una tregua apenas avanza, mientras las partes mantienen posiciones irreconciliables respecto al futuro político y territorial.
Cambios territoriales: nuevos corredores y “zonas seguras”
En los últimos meses, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) han avanzado en la ocupación física y militar de varios corredores estratégicos dentro de Gaza. Destacan especialmente dos ejes:
- El corredor Morag, que cruza el sur del territorio y conecta Rafah con Khan Yunis. Su control permite a Israel aislar aún más Rafah —ciudad fronteriza con Egipto— del resto del enclave y cortar posibles rutas logísticas para Hamas o la población civil.
- El corredor Netzarim, en el centro, refuerza la separación entre Gaza capital y el sur del territorio, limitando movimientos internos y dificultando cualquier resistencia organizada.
La superficie bajo control directo israelí supera los 75 km² solo en la zona del Morag, lo que equivale a cerca del 20% del total del enclave. Sin embargo, si se incluyen las nuevas “zonas tampón” —áreas despejadas de edificaciones y población que rodean gran parte del perímetro— la cifra asciende a aproximadamente un tercio del total (unos 120 km²).
Impacto social: desplazamientos masivos
Este rediseño forzado del territorio ha supuesto:
- La evacuación masiva de ciudades como Rafah, donde antes vivían entre 150.000 y 200.000 personas.
- La destrucción sistemática de barrios residenciales, infraestructuras públicas y espacios religiosos o educativos dentro de las zonas tampones, según denuncias recogidas por organizaciones como Breaking the Silence.
- El aislamiento físico progresivo entre las diferentes regiones gazatíes, dificultando tanto la ayuda humanitaria como la movilidad civil.
Objetivos estratégicos israelíes: seguridad o reconfiguración permanente
Las autoridades israelíes justifican este despliegue alegando razones estrictamente militares: separar los bastiones de Hamas, cortar sus rutas logísticas y proteger a Israel de futuros ataques. Sin embargo, analistas internacionales señalan que la magnitud y permanencia aparente de estas zonas bajo control militar apuntan a una posible reconfiguración duradera del mapa gazatí.
Entre los planes citados por miembros del gobierno israelí figura incluso la posible anexión futura —directa o indirecta— de parte de estas áreas a una “zona segura” permanente bajo control israelí. Estas declaraciones han generado preocupación en organismos internacionales ante un posible precedente que complique aún más cualquier solución política futura.
Negociaciones estancadas: ¿en qué punto está el alto el fuego?
La presión internacional ha forzado a Israel a presentar varias propuestas para una tregua temporal o cese al fuego en Gaza durante los últimos meses. La más reciente incluye:
- Una pausa inicial de seis semanas en los combates.
- La liberación escalonada de rehenes israelíes (al menos la mitad) retenidos por Hamas.
- La exigencia clave: desarme completo e inmediato por parte de Hamas.
Hamas ha rechazado frontalmente esta propuesta al considerar inaceptable entregar las armas sin garantías claras sobre el fin definitivo del conflicto ni retirada total israelí del enclave. Sus portavoces insisten en que cualquier acuerdo debe incluir “el final completo de la guerra” y una retirada militar total, además de un compromiso serio para reconstruir Gaza y permitir el retorno seguro de desplazados.
La última ronda negociadora —mediada por Egipto, Catar y Estados Unidos— consiguió esbozar un plan en tres fases que contemplaba:
- Intercambio simultáneo de rehenes por prisioneros palestinos.
- Retorno gradual de población desplazada a sus lugares originales.
- Retirada progresiva —aunque no total— del ejército israelí.
Sin embargo, tanto Israel como Hamas han acusado al adversario de obstaculizar los avances: Netanyahu se niega a cesar completamente las operaciones hasta “desmantelar totalmente” a Hamas; mientras que los líderes palestinos consideran inviable negociar bajo ocupación militar e intensificación ofensiva.
Cifras humanas: balance devastador
El coste humano sigue creciendo:
- Más de 51.000 palestinos han muerto desde octubre según datos locales —cifra imposible de verificar independientemente pero asumida como plausible por organismos internacionales— incluyendo miles desde que terminó la anterior tregua en marzo.
- El desplazamiento interno afecta a más del 70% de la población gazatí.
- Decenas de rehenes israelíes permanecen aún retenidos mientras las operaciones militares avanzan hacia zonas densamente pobladas.
Israel sostiene haber eliminado más de 20.000 combatientes enemigos desde el inicio del conflicto; sin embargo, las bajas civiles representan un porcentaje elevado debido al carácter urbano e intensivo de los bombardeos.
Escenarios posibles: ¿qué puede suceder ahora?
La situación actual en Gaza plantea varios escenarios para las próximas semanas:
- Profundización militar: Israel podría ampliar su control directo sobre nuevas áreas urbanas si no se alcanza ningún acuerdo inmediato sobre rehenes o alto el fuego.
- Tregua limitada: Un acuerdo parcial —bajo fuerte presión internacional— podría permitir pausas humanitarias temporales pero sin resolver las diferencias clave entre ambas partes.
- Reconfiguración territorial duradera: Si Israel mantiene estos corredores y zonas tampón tras una hipotética salida militar parcial, Gaza quedaría fragmentada territorialmente y bajo tutela indirecta israelí durante años.
Mientras tanto, aumenta la presión internacional para frenar la ofensiva sobre Rafah —última ciudad con grandes concentraciones civiles— ante el temor a una catástrofe humanitaria mayor.
Claves para entender lo que está en juego
- La ocupación actual afecta ya a aproximadamente un tercio físico del enclave.
- Las propuestas recientes no logran cerrar la brecha entre exigencias máximas (desarme total vs retirada completa).
- El mapa político y demográfico gazatí está cambiando rápidamente, con consecuencias imprevisibles para cualquier proceso futuro.
Las próximas semanas serán decisivas para determinar si se impone una lógica estrictamente militar o si se abre espacio real a una negociación política capaz de revertir este proceso fragmentador. Todo apunta a que Gaza, bajo asedio prolongado y con sus ciudades partidas por corredores militares, seguirá siendo epicentro regional e internacional mientras no haya un acuerdo realista entre ambas partes.
