Este martes, 6 de mayo de 2025, Friedrich Merz protagonizó un episodio insólito en la historia política alemana.
El Bundestag le negó la Cancillería a pesar de contar con una mayoría teórica suficiente tras pactar con los socialdemócratas. De los 328 votos que sumaban CDU/CSU y SPD, solo obtuvo 310, quedando a seis del mínimo necesario.
Nunca antes un candidato a canciller había fracasado en primera vuelta tras firmar un acuerdo de coalición exitoso.
El revés deja a la política alemana sumida en la incertidumbre y evidencia fisuras profundas en los partidos mayoritarios.
Una votación secreta que desnuda las fracturas
El sistema alemán exige mayoría absoluta (316 votos) para elegir al canciller. Merz y sus aliados confiaban en un margen cómodo, pero la votación secreta desveló traiciones internas. El resultado no solo es un golpe personal para el líder conservador, sino también una llamada de atención sobre las dificultades para mantener la disciplina de voto incluso tras arduas negociaciones de coalición.
- La CDU/CSU ganó las elecciones nacionales en febrero con el 28,5% y 208 escaños, pero necesitaba al SPD (120 escaños) para gobernar.
- Pese a cerrar un pacto que incluía el reparto de ministerios y una agenda común centrada en economía, migración y política exterior, al menos 18 diputados se desmarcaron.
- El Bundestag dispone ahora de 14 días para buscar una solución: repetir la votación o explorar alternativas dentro del bloque mayoritario.
Este resultado ha dejado perpleja a la opinión pública alemana y europea. La derrota inesperada subraya el desgaste interno del bloque conservador y plantea dudas sobre el futuro liderazgo de Merz.
El contexto: Alemania frente al auge de la extrema derecha
La debacle parlamentaria se produce cuando Alemania vive una intensa polarización política. La ultraderechista AfD (Alternativa para Alemania) ha alcanzado cotas históricas —es ya la segunda fuerza del Bundestag y lidera la oposición— mientras los partidos tradicionales debaten si aplicar maniobras legales para prohibirla.
La reciente decisión del servicio de inteligencia alemán (BfV) de clasificar a AfD como «extremista de derechas» y «contraria a la Constitución» allana el camino hacia su posible ilegalización. Se basa en un extenso informe que documenta discursos antiinmigración y antimusulmanes, así como una ideología excluyente. Sin embargo, prohibir un partido requiere cumplir criterios constitucionales muy estrictos:
- Demostrar que busca abolir el orden democrático mediante una actitud «agresiva y combativa».
- Tener potencial real para implementar sus objetivos antidemocráticos.
El proceso puede durar meses e incluso años y depende del Tribunal Constitucional Federal. Mientras tanto, algunos sectores alertan de que estas maniobras podrían alimentar el victimismo de AfD y aumentar su atractivo entre ciertos votantes.
El debate democrático: ¿Prohibir a AfD o afrontar el reto político?
Las maniobras legales contra AfD han abierto un debate incómodo en Alemania sobre los límites democráticos ante movimientos populistas radicales. Muchos consideran que intentar excluir a AfD por vía judicial puede tener efectos contraproducentes:
- «La prohibición no resuelve el problema», advertía este fin de semana un editorial del diario Bild.
- Las experiencias recientes demuestran que cordones sanitarios o exclusiones alimentan el discurso antisistema.
- Otros sostienen que permitir su avance sin control pone en riesgo valores constitucionales esenciales.
La paradoja es evidente: mientras Merz lucha por mantener unido su bloque frente al auge extremista, debe decidir si apoya medidas excepcionales contra sus rivales políticos más duros. La historia reciente demuestra que eliminar partidos no elimina las ideas ni el malestar social que las alimenta.
¿Quién es Friedrich Merz? Diez curiosidades sobre el político que no fue canciller (de momento)
- Nació en Brilon, Westfalia, estudió Derecho en Bonn y Marburgo.
- Se afilió a la CDU en 1972 y comenzó su carrera política como eurodiputado.
- Presidió el grupo parlamentario CDU/CSU en el Bundestag hasta 2002, cuando fue relevado por Angela Merkel.
- Abandonó temporalmente la política activa en 2009 para dedicarse al sector privado.
- Fue presidente del consejo de supervisión de BlackRock Alemania entre 2016 y 2020.
- Lideró Atlantik-Brücke, una ONG destinada a reforzar los vínculos transatlánticos entre Alemania y Estados Unidos.
- Volvió al ruedo político en 2018 con intención de suceder a Merkel pero perdió varias veces hasta lograr presidir la CDU en 2022.
- Es conocido por su estilo directo, su conservadurismo fiscal y su defensa del liberalismo económico.
- Habla fluidamente inglés y francés; su esposa Charlotte también fue juez.
- Dirige una fundación familiar dedicada a apoyar la educación de jóvenes con bajos recursos.
Perspectivas inmediatas: incertidumbre parlamentaria y polarización
La incapacidad de Merz para ser investido canciller añade presión sobre el sistema político alemán justo cuando más necesita estabilidad. Las próximas dos semanas serán decisivas:
- Podría repetirse la votación o abrirse negociaciones exprés para recomponer apoyos.
- Si fracasa otro intento, el país podría abocarse a nuevas elecciones o incluso explorar fórmulas inéditas para garantizar gobernabilidad.
En paralelo, persiste el dilema democrático ante AfD: cualquier paso erróneo puede fortalecer precisamente aquello que se pretende combatir.
Alemania se asoma así a una etapa imprevisible donde los consensos tradicionales parecen cada vez más frágiles. Lo ocurrido hoy revela no solo las dificultades personales de Friedrich Merz, sino también las tensiones profundas que atraviesan al país ante retos internos y externos sin precedentes.
