No para.
Y parece decidido a dejar huella y que no le ha afectado en absoluto su bronca con Donald Trump.
Dinero y talento tiene de sobra; más que nadie.
Este domingo, 6 de julio de 2025, Elon Musk ha vuelto a sacudir el tablero político estadounidense con el anuncio oficial de la creación de la America Party, una nueva formación política que busca romper la hegemonía del sistema bipartidista en Estados Unidos.
La noticia llega después de semanas de tensión pública entre el empresario y el presidente Trump, especialmente tras la aprobación del ambicioso paquete legislativo impulsado por los republicanos y apoyado por Trump.
Elon Musk Launches America Party as Meme Coin AP Surges 120%😎🗣️💯 https://t.co/irnD8mbefs
— Doge/PuertoRico#🇵🇷🏝️ (@DogePuertoRico) July 6, 2025
El contexto: una ruptura anunciada y un sistema en crisis
La relación entre Musk y Trump, que en su día fue de colaboración —incluyendo donaciones millonarias y asesoramiento en políticas de eficiencia gubernamental—, se ha deteriorado hasta llegar a un punto de no retorno. El detonante ha sido la llamada «One Big Beautiful Bill Act», una ley que Musk considera «despilfarradora» y «contraria al interés común», especialmente por sus recortes a los incentivos a energías renovables y vehículos eléctricos, sector clave para Tesla. “Nuestro país necesita una alternativa al unipartidismo demócrata-republicano para que la gente tenga realmente VOZ”, escribió Musk esta semana en su red social X.
El distanciamiento se intensificó cuando, tras una serie de ataques cruzados en redes sociales y medios, Musk amenazó con fundar una nueva fuerza política si la ley era finalmente aprobada. Horas después de que el Senado diera luz verde al proyecto, cumplió su promesa y anunció la creación oficial de la America Party.
¿Por qué ahora? El auge del descontento ciudadano
La iniciativa de Musk no surge en el vacío. Encuestas recientes muestran que una parte significativa de la sociedad estadounidense se siente insatisfecha con las alternativas actuales. Más del 60% de los participantes en una encuesta publicada por Musk en X respaldaron la idea de un nuevo partido político. Este fenómeno responde a un creciente sentimiento anti-establishment y a la percepción de que tanto demócratas como republicanos han dejado de representar los intereses reales del electorado.
La historia política estadounidense ofrece precedentes relevantes: desde Theodore Roosevelt y su Partido Progresista en 1912, hasta el independiente Ross Perot en 1992. Sin embargo, ningún intento ha logrado romper realmente el dominio bipartidista a nivel nacional, aunque sí han influido en debates clave y resultados electorales.
El enfrentamiento Musk-Trump: claves y consecuencias
La escalada entre ambos líderes ha sido pública y sin concesiones. Mientras Trump celebraba su victoria legislativa —que incluye fuertes recortes fiscales pero también elimina incentivos clave para sectores tecnológicos—, Musk criticaba abiertamente lo que considera una traición a los intereses del futuro económico del país. El expresidente no dudó en responder: “Creo que Elon es un tipo maravilloso… pero se enfadó un poco, y eso no fue apropiado”, declaró a Fox News.
Musk no solo ha roto con Trump; también ha prometido desafiar a los republicanos que apoyaron la ley, financiando campañas rivales e incluso impulsando candidaturas propias bajo el paraguas de su nueva formación. Ha anunciado su apoyo explícito al congresista Thomas Massie, uno de los pocos republicanos críticos con el proyecto legislativo.
¿Tiene futuro una tercera fuerza política?
El reto es mayúsculo. La creación efectiva de un partido nacional exige superar obstáculos legales complejos: leyes estatales restrictivas, requisitos para figurar en las papeletas electorales y posibles litigios prolongados. Incluso con los recursos casi ilimitados de Musk —quien invirtió más de 290 millones de dólares solo en las últimas elecciones—, el éxito está lejos de estar garantizado. La experiencia reciente muestra que las grandes sumas invertidas no siempre se traducen en victorias electorales; basta recordar los fracasos en elecciones estatales pese a generosas donaciones directas a los votantes.
Aun así, Musk apuesta por un enfoque quirúrgico: centrarse en distritos clave donde unos pocos escaños puedan inclinar la balanza legislativa. Si consigue colocar representantes propios en posiciones estratégicas, podría convertirse en árbitro imprescindible para aprobar o bloquear leyes fundamentales.
¿Qué piensan los estadounidenses?
La demanda social por una tercera vía política es real pero fragmentada. Aunque muchos desean alternativas al statu quo, persiste el temor a “malgastar” votos o facilitar indirectamente la victoria del partido menos deseado. Aun así:
- Más del 60% apoya la idea de un nuevo partido según encuestas recientes promovidas por Musk.
- Sectores jóvenes y urbanos muestran mayor entusiasmo por opciones disruptivas.
- El desencanto afecta tanto a votantes tradicionales demócratas como republicanos.
Sin embargo, analistas advierten: “Solo alguien con recursos tan extraordinarios como Musk podría intentarlo seriamente; pero ni siquiera eso garantiza éxito”, apunta Brett Kappel, abogado electoral citado por medios estadounidenses.
Perspectivas: ¿cambio real o experimento mediático?
A día de hoy, Elon Musk no ha presentado un programa concreto ni candidatos oficiales para la America Party. Los próximos meses serán cruciales para medir si este proyecto consigue transformar el panorama político o queda como un capítulo más en la larga lista de intentos fallidos por desafiar al bipartidismo.
Lo cierto es que este movimiento refleja tensiones profundas dentro del electorado estadounidense y pone sobre la mesa preguntas urgentes sobre representación política y renovación institucional. Si bien nadie puede anticipar cómo evolucionará esta aventura —ni si sobrevivirá más allá del ciclo electoral inmediato—, lo ocurrido esta semana confirma que las líneas tradicionales entre tecnología, empresa y poder político están más difusas que nunca.
