Un proyecto respaldado por medio mundo, pero lleno de interrogantes

Trump asume el liderazgo mundial: las fortalezas y debilidades de su plan de paz para Gaza

Netanyahu ante un dilema: ¿el coste del bloqueo supera al coste de aceptar la paz?

Trump y los terroristas de Hamas
Trump y los terroristas de Hamas. PD

Para Israel entraña riesgos.

Para los terroristas de Hamas es fatal.

La propuesta de Donald Trump sobre un plan de paz para Gaza ha sacudido el escenario internacional.

En un contexto donde la violencia sigue marcando la pauta, el ex presidente estadounidense plantea una salida que promete poner fin a las hostilidades.

Sin embargo, la viabilidad y los detalles de la propuesta han suscitado escepticismo. El “momentum” diplomático generado contrasta con su falta de definición, mientras la presión sobre Benjamin Netanyahu aumenta ante la posibilidad de que el estancamiento resulte más costoso que aceptar un acuerdo.

La propuesta de Trump, estructurada en 20 puntos, aboga por un alto el fuego inmediato, un intercambio de prisioneros, una retirada gradual de Israel de Gaza, el desarme de Hamas y la creación de un gobierno de transición supervisado por una autoridad internacional.

Esta iniciativa ha encontrado el apoyo inmediato de líderes como Netanyahu, quien la considera alineada con los intereses israelíes.

También ha recibido respaldo internacional, desde Emmanuel Macron hasta el cínico Pedro Sánchez , pasando poir la italiana Giorgia Meloni, así como gobiernos de Turquía, Reino Unido y varios países árabes, que ven en ella una oportunidad para mitigar la crisis humanitaria y avanzar hacia una paz duradera.

Sin embargo, los actores palestinos adoptan una postura más cautelosa. Mientras Hamas afirma estar analizando la propuesta “de buena fe”, la Yihad Islámica Palestina la rechaza sin más, considerándola “una receta para hacer estallar la región”. Este contraste pone en evidencia la profunda desconfianza y las dificultades para establecer una hoja de ruta aceptable para todos.

Fortalezas del “momentum” y debilidades en los detalles

El momento político favorece al plan de Trump: tras meses sin avances, su intervención ha forzado a los actores a posicionarse. La situación actual, caracterizada por el agotamiento de la población civil y las presiones internacionales para evitar otra escalada bélica, otorga al plan una inercia que no tuvieron propuestas anteriores.

No obstante, su debilidad radica en su falta de concreción:

  • No se detalla cómo se llevaría a cabo el desarme de Hamas ni qué mecanismos garantizarían tanto la seguridad israelí como la protección del pueblo palestino.
  • El modelo propuesto para el gobierno de transición permanece vago: ¿qué actores internacionales lo supervisarían? ¿Qué papel jugarían los palestinos en su diseño?
  • La reconstrucción de Gaza y el acceso humanitario son mencionados, pero carecen de un esquema financiero o logístico claro.
  • La postura respecto al futuro político de Hamas y su relación con Cisjordania tampoco se aborda con profundidad.

Para algunos críticos, esta indefinición podría convertir el plan en solo una declaración sin contenido real. Para sus defensores, representa una base mínima sobre la que construir un proceso significativo.

Netanyahu ante un dilema: ¿el coste del bloqueo supera al coste de aceptar la paz?

La reacción del primer ministro Netanyahu es crucial. Hasta ahora, había evitado comprometerse con propuestas pacíficas por temor a las repercusiones políticas internas y a las presiones ejercidas por sectores más radicales. Sin embargo, ante la prolongación del conflicto y el deterioro en la imagen internacional de Israel, parece estar comprendiendo que bloquear cualquier acuerdo podría resultar más perjudicial que aceptar uno imperfecto.

El respaldo del líder opositor Benny Gantz refuerza esta idea; una parte significativa del panorama político israelí ve en el plan de Trump una oportunidad para conseguir el regreso de los rehenes y restablecer cierta normalidad. Sin embargo, persisten dudas sobre cómo eliminar el poderío de Hamas sin ofrecer una alternativa política legítima y creíble.

El papel clave de la comunidad internacional y las expectativas futuras

La acogida favorable por parte de países clave en la región como Egipto, Qatar o Arabia Saudí —junto con la implicación activa de actores europeos— indica que hay una ventana abierta para avanzar en diplomacia. La promesa hecha por Trump sobre impedir la anexión de Cisjordania y evitar el desplazamiento masivo palestino ha apaciguado algunas inquietudes; no obstante, el gran desafío radica en hacer realidad estos compromisos.

Las próximas semanas serán fundamentales. Las partes involucradas deberán convertir esta declaración inicial en un calendario concreto con medidas verificables y mecanismos internacionales efectivos. Existe un riesgo real de que esta iniciativa se quede solo en papel si no se avanza rápidamente hacia concretar los puntos esenciales e involucrar activamente a los actores palestinos.

Un futuro incierto pero una oportunidad única

A pesar del escepticismo existente, el plan presentado por Trump ha logrado lo que pocas iniciativas recientes: reactivar las conversaciones diplomáticas sobre Gaza y poner sobre la mesa la necesidad urgente de alcanzar un acuerdo. Este “momentum” podría desvanecerse si no se abordan pronto las lagunas existentes; pero también es cierto que no avanzar podría resultar cada vez más costoso para todos los implicados. En especial para Netanyahu, quien enfrenta un dilema tanto político como estratégico.

El desenlace dependerá en gran medida de si los líderes son capaces de transformar esta presión actual en compromisos reales. Si logran dotar al plan del contenido necesario y ofrecer garantías adecuadas, podría abrirse un nuevo capítulo en este largo conflicto. De lo contrario, el desencanto será aún mayor y toda la región seguirá atrapada en ciclos interminables de violencia e inacción.

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