AUMENTA LA TENSIÓN ENTRE OTAN Y RUSIA EN EL CÍRCULO POLAR

Rusia acumula armas nucleares en el Ártico y apunta a Occidente

El gobierno noruego denuncia la acumulación de armas nucleares rusas en el Ártico y advierte que los misiles de Putin están dirigidos a Reino Unido, Canadá y Estados Unidos.

La bomba nuclear
La bomba nuclear. PD

El gélido ambiente del Ártico no ha logrado enfriar las tensiones militares.

En las últimas horas, Noruega ha encendido las alarmas: Rusia está ampliando su presencia y acumulando armamento nuclear en la península de Kola, un área clave que colinda con la OTAN y que alberga el mayor arsenal atómico del mundo.

El ministro de Defensa noruego, Tore Sandvik, señala que los misiles de Vladímir Putin no solo están dirigidos hacia Noruega, sino también hacia Reino Unido, Canadá y Estados Unidos, un cambio que intensifica la rivalidad con Occidente y aumenta el riesgo de una escalada nuclear.

Un estudio reciente realizado por la Universidad Estatal de Pensilvania advierte que un conflicto nuclear entre Rusia y Estados Unidos podría dar pie a un invierno nuclear prolongado junto con devastadoras consecuencias globales. Con los misiles rusos apuntando hacia Reino Unido, Canadá y Estados Unidos desde el frío ártico, no se puede descartar una escalada accidental o intencionada.

Así pues, el Ártico se establece como un nuevo núcleo dentro del enfrentamiento nuclear donde se entrelazan acumulaciones armamentísticas con desconfianzas mutuas; un pulso inquietante que parece abrir una etapa aún más incierta tras el final oficial d ela Guerra Fría.

El Ártico, nuevo epicentro de la carrera nuclear

La península de Kola, históricamente vinculada a la Flota del Norte rusa, se ha transformado en el núcleo de la disuasión nuclear del Kremlin. En este lugar, Moscú concentra submarinos nucleares, bombarderos estratégicos y misiles balísticos intercontinentales, capaces de alcanzar cualquier rincón del hemisferio norte. Según Noruega, Rusia está llevando a cabo pruebas con misiles hipersónicos y torpedos de propulsión nuclear en esta zona, además de modernizar infraestructuras clave para asegurar su capacidad de lanzar un «segundo ataque», es decir, una represalia atómica en caso de un conflicto abierto con la OTAN.

Este despliegue responde a dos objetivos fundamentales:

  • Disuadir un ataque occidental: La doctrina nuclear rusa, actualizada en 2020, prioriza el uso de armas atómicas para responder ante amenazas existenciales y proteger intereses vitales.
  • Controlar rutas de suministro de la OTAN: Noruega sostiene que Moscú busca dominar el acceso al Ártico, cortando posibles líneas logísticas hacia Europa en caso de guerra.

El ministro Sandvik resume la preocupación: «Las armas nucleares no solo apuntan hacia Noruega, sino también hacia el Reino Unido y, sobrevolando el polo, hacia Canadá y los Estados Unidos».

Misiles rusos: alcance global, objetivos occidentales

La acumulación de misiles en el Ártico trasciende la mera defensa territorial. Los misiles balísticos intercontinentales (ICBM) y los lanzados desde submarinos (SLBM) desplegados en esta región tienen capacidad para portar múltiples ojivas nucleares y pueden impactar ciudades o bases militares en Reino Unido, Canadá y Estados Unidos, cruzando el Polo Norte. Recientemente, fuentes aliadas han advertido que el Kremlin ha llevado a cabo ejercicios de lanzamiento y que parte de estos sistemas se encuentran en máxima alerta operativa.

Estimaciones recientes indican que Rusia posee alrededor de 5.576 ojivas nucleares, de las cuales cerca de 3.000 estarían listas para su utilización inmediata. Gran parte de este arsenal estratégico se encuentra ubicado en el Ártico, distribuido entre silos, submarinos y bases aéreas. La península de Kola destaca especialmente por concentrar la mayor densidad de armas nucleares del mundo y juega un papel crucial en la capacidad de respuesta rusa.

  • Submarinos de la Flota del Norte: Equipados con misiles capaces de portar hasta 992 ojivas nucleares MIRV, distribuidos entre el Ártico y el Pacífico.
  • Bombarderos estratégicos y misiles hipersónicos: El Kremlin ha fortalecido su aviación estratégica con pruebas recientes de misiles de nueva generación en la región.
  • Torpedos nucleares Poseidón: Diseñados específicamente para atacar infraestructuras costeras en América del Norte y Europa.

Contexto reciente y percepción de amenaza

Las relaciones entre Rusia y Occidente han sufrido un notable deterioro desde la guerra en Ucrania y la expansión de la OTAN. Esto ha convertido al Ártico en un escenario geopolítico esencial. La incorporación de Finlandia a la Alianza Atlántica ha extendido las fronteras entre OTAN y Rusia en esta área, lo que ha llevado a Moscú a reforzar sus bases militares y desplegar nuevos sistemas armamentísticos al norte.

El propio Putin ha dejado claro recientemente que su respuesta será «adecuada» ante cualquier ataque con misiles occidentales sobre territorio ruso, recordando que su doctrina nuclear prevé el uso de armas atómicas si percibe amenazada su supervivencia.

  • En las semanas pasadas, Rusia ha probado misiles balísticos intermedios capaces de portar múltiples ojivas nucleares como el RS-26 Rubezh e intensificado las maniobras aéreas con bombarderos en el Ártico.
  • Noruega junto a otros países nórdicos han aumentado su colaboración con la OTAN mediante maniobras militares conjuntas así como ejercicios defensivos antimisiles en esta región polar.

Escenarios futuros y riesgos para la seguridad global

El principal temor entre los aliados es que esta acumulación armamentística en el Ártico junto con la modernización militar pueda incrementar el riesgo de errores estratégicos o incidentes que podrían desatar una escalada incontrolable. Expertos advierten que la cercanía entre misiles con capacidad global y una creciente presencia militar hace que cualquier incidente podría tener repercusiones catastróficas.

Aspectos clave para entender lo que se nos avecina:

  1. Disuasión e inestabilidad: El despliegue nuclear ruso busca asegurar una capacidad represiva pero incrementa las tensiones junto con las posibilidadesde cometer errores.
  2. Ártico como frontera caliente: El deshielo está abriendo nuevas rutas marítimas lo cual ha intensificado tanto interés estratégico como económico por esta zona.
  3. Respuesta aliada: Estados Unidos, Reino Unido y Canadá han reforzado vigilancia militar al norte aumentando así las probabilidadesde confrontaciones directas.
  4. Riesgo proliferativo: El rearme ruso junto con la ruptura del tratado Nuevo START podría motivar a otros países a seguir este mismo camino erosionando décadas dedicadas al control nuclear.

 

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