Aliado de Hamas, los taliban, el chavismo y Petro

El socialista Sánchez es irrelevante en la UE y empuja a España hacia el vertedero internacional

La desconexión del marido de Begoña con la agenda europea y sus polémicas alianzas debilitan la posición de España en el mundo

Pedro Sánchez (1)
Pedro Sánchez. PD

Cuesta abajo y sin frenos.

Lo peor es que tampoco hay criterio, ni estrategia ni nada.

Sólo mezquino, parroquiano y cateto interés electoral doméstico.

La figura de Pedro Sánchez en el seno de la Unión Europea se encuentra en uno de sus momentos más comprometidos.

Mientras los líderes más influyentes del continente se afanan por abordar retos como la guerra en Ucrania, el rearme militar europeo y la crisis en Oriente Próximo, el presidente español parece ir quedándose atrás, cada vez más alejado de los debates cruciales que marcan el rumbo de Europa.

Esta percepción de irrelevancia se intensifica, alimentada por decisiones que parecen responder más a compromisos internos y a las exigencias de aliados incómodos que al verdadero interés del país.

Sánchez, fuera de foco en la agenda europea

En la reciente cumbre del Consejo Europeo celebrada en Bruselas, Pedro Sánchez eligió centrar su atención en cuestiones como la vivienda y el cambio climático. Sin embargo, dejó de lado temas cruciales relacionados con la seguridad y defensa, que son prioritarios para Europa hoy día. Mientras otros líderes, como Giorgia Meloni o Emmanuel Macron, asumían un papel protagónico ante la crisis ucraniana y el refuerzo militar del continente, Sánchez parecía insistir en una agenda propia que dista de las urgencias actuales.

  • La demanda europea por un aumento inmediato y notable del gasto militar contrasta con la decisión de España, bajo el mandato de Sánchez, de priorizar inversiones en transición ecológica y medidas sociales.
  • La propuesta defendida por Sánchez sobre limitar la compra de viviendas a no residentes surge más como respuesta a las exigencias internas que como parte de una estrategia común europea.
  • En lo que respecta al conflicto en Gaza, España tuvo una presencia casi inaudible; mientras que su participación relacionada con Ucrania fue considerada escasa, sin capacidad real para influir en decisiones clave.

Este distanciamiento no pasa desapercibido entre los círculos diplomáticos, quienes advierten cómo España va perdiendo relevancia en las decisiones importantes y asumiendo un papel secundario ante las grandes crisis globales.

Aliados incómodos y un legado problemático

A esta dificultad para establecer un perfil claro dentro de la UE se suma el peso que ejercen ciertos aliados poco recomendables. Un ejemplo claro es José Luis Rodríguez Zapatero, cuya influencia internacional sigue proyectando sombras sobre el actual Gobierno.

  • Zapatero ha cultivado un vínculo privilegiado con el régimen de Xi Jinping, convirtiéndose en un interlocutor habitual entre China y el PSOE. Esto ha facilitado los recientes acercamientos oficiales entre ambos gobiernos.
  • Sus encuentros con altos funcionarios chinos y su defensa de una alianza estratégica entre Bruselas y Pekín contrastan marcadamente con la desconfianza generalizada en Europa hacia el creciente poderío chino en sectores críticos como tecnología e infraestructuras.
  • Además, Zapatero mantiene relaciones con el régimen chavista venezolano, habiendo actuado como mediador en Caracas y defendido posturas afines al gobierno de Nicolás Maduro en foros internacionales.

Estos vínculos generan inquietud tanto dentro de la UE como en Estados Unidos. Se observa con recelo cómo figuras clave del socialismo español se aproximan a regímenes autoritarios. Este malestar también alcanza a círculos empresariales y consultoras internacionales, que advierten sobre las repercusiones negativas para España y compañías estratégicas como Telefónica, implicada con Huawei, una tecnológica china rechazada por varios países occidentales.

El negocio propio frente al interés nacional

La deriva internacional del actual Gobierno pone de manifiesto una tendencia alarmante: priorizar los beneficios partidistas y la supervivencia política sobre los intereses nacionales.

  • Las iniciativas presentadas por Sánchez ante la UE —como el control del mercado inmobiliario o el impulso a una agenda ecológica— parecen responder más a las demandas de socios como Sumar, ERC o Podemos, fundamentales para mantener la estabilidad parlamentaria que a una visión estratégica coherente para el país.
  • La falta de liderazgo en cuestiones internacionales junto al alineamiento con posiciones ajenas a lo que apoya mayoritariamente Europa han relegado a España fuera de iniciativas significativas, perdiendo así oportunidades valiosas para influir y negociar.
  • Las conexiones entre figuras del PSOE con regímenes como el chino o venezolano no solo debilitan la posición internacional de España; además, les asocian a intereses ajenos al marco democrático occidental.

Perspectivas de futuro: ¿hacia una irrelevancia estructural?

Si esta tendencia persiste, España podría consolidarse como un socio periférico dentro de la UE. Sin capacidad para influir en decisiones trascendentales, pasaría a ser parte de debates menores. La desconexión con aliados tradicionales —sobre todo Francia y Alemania— así como una búsqueda por alianzas alternativas como las chinas o latinoamericanas generan incertidumbre respecto al futuro político exterior español.

  • El desgaste internacional del Gobierno de Sánchez se acentúa tras cada cumbre donde España queda marginada respecto a grandes consensos y se limita a defender intereses sectoriales.
  • La influencia persistente de Zapatero y otros antiguos líderes del PSOE sobre la agenda exterior añade capas de opacidad y desconfianza tanto en Bruselas como en Washington.
  • Finalmente, esta inclinación hacia socios internos que priorizan sus propios intereses antes que los nacionales socava aún más nuestra capacidad negociadora.

El panorama es preocupante. La falta de relevancia del presidente Sánchez dentro de la UE ya no es solo una percepción pasajera; se está transformando rápidamente en una realidad tangible que comienza a tener consecuencias palpables para nuestra presencia e influencia global. Frente a un contexto caracterizado por fragmentación e inmediatez, resulta vital contar con visión clara, coherencia y alianzas sólidas. La historia reciente enseña que lo contrario solo conduce al aislamiento y al debilitamiento del poder español.

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