Al menos ocho periodistas han muerto en Somalia este año

Un colaborador de Efe, entre los muertos del atentado de Mogadiscio

Ninguna organización se ha atribuido el asesinato múltiple

Periodistas y trabajadores humanitarios, nacionales y extranjeros, se han convertido en el objetivo más frecuente de atentados y secuestros en Somalia durante los últimos años

El periodista somalí y colaborador de la Agencia Efe, Hassan Subeyr Haji, está entre las 15 víctimas del atentado con explosivos de Mogadiscio.

En el atentado ha muerto otro informador y tres ministros: el de Educación Superior, Ibrahim Hasan Adow; Salud, Qamar Aden Alí; y de Educación, Mohamed Adan Wayel.

Subeyr Haji, que trabajaba en Mogadiscio como reportero para Badri Media Productions y como camarógrafo para la cadena de televisión Al Arabia, ha fallecido en el atentado, ocurrido durante una ceremonia de graduación universitaria en el Hotel Shamo de la capital somalí.

El otro periodista que ha perecido en la explosión es Mohamed Amin, de la emisora de radio local independiente Radio Shabelle, una de las más importantes de Somalia.

Un tercer periodista, cuya identidad no se ha facilitado hasta ahora, ha resultado herido de gravedad.

Con la muerte de estos dos periodistas son ya al menos ocho los informadores fallecidos de forma violenta en Somalia este año.

OTRAS VÍCTIMAS

Junto a ellos, también han perdido la vida el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Benadir, Mohamed Adan Shahid, además de nueve alumnos graduados.

Periodistas y trabajadores humanitarios, nacionales y extranjeros, se han convertido en el objetivo más frecuente de atentados y secuestros en Somalia durante los últimos años.

Hasta el momento, ninguna organización se ha atribuido el atentado, aunque altos cargos del Gobierno han responsabilizado a grupos integristas islámicos radicales que luchan para derrocar al presidente Sharif Sheikh Ahmed, apoyado por la comunidad internacional y por las tropas de la Misión de la Unión Africana (AMISOM).

Esta es otra prueba más de cómo el país africano vive en el caos político y sin un Gobierno efectivo desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Siad Barre por «señores de la guerra» y milicias de grupos tribales, que combaten desde entonces entre ellas y con los radicales islámicos por el control del territorio del país.

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