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Cuenta que los policías marroquíes se burlaban de ella al subirla al avión

El calvario de Aminetu Haidar contado por ella misma

En su error, lleva el Gobierno Zapatero la penitencia porque pagará las consecuencias de un atropello perpetrado por Marruecos

Periodista Digital 08 Dic 2009 - 06:44 CET
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La fisura abierta en las relaciones entre España y Marruecos por la situación de Aminetu Haidar sigue creciendo.

La prensa marroquí, tan sumisa al poder de Mohamed VI, ha iniciado ya la exhibición de su «lista de agravios» -Perejil, Ceuta, Melilla…- y agita algunas amenazas, subrayando que es de sus playas desde donde salen los cayucos y que tanto en lucha contra el terrorismo islámico, como en las drogas, la colaboración es esencial.

Esta insensata pendiente debería cesar de inmediato, no sólo porque el deterioro de las relaciones entre España y Marruecos puede resultar desastroso para los intereses compartidos, sino también porque es urgente buscar una salida que evite la muerte por inanición -«¿Puede ser alimentada a la fuerza?«- de la vida a la activista de derechos humanos saharaui.

Marruecos retiraró el pasaporte a Haidar y forzó su deportación por haber escrito «Sáhara Occidental» en la casilla correspondiente a la nacionalidad de un formulario administrativo de frontera.

Es un compartamiento arbitrario, cruel, ilegal e injusto. Dicho esto, una vez subrayado que la decisión de Marruecos es «intolerable», hay que analizar a fondo el comportamiento del Gobierno Zapatero.

LAS GRANDES INCÓGNITAS

Y quedan todavía en el aire muchas incógnitas. Haidar fue rechazada en el aeropuerto de El Aaiún, despojada de su pasaporte e introducida en un avión español.

El piloto solicitó autorización para embarcar a una pasajera sin documentación y alguien se la concedió. Es difícil suponer que fuera la propia compañía, no sólo porque hubiera ido contra la normativa internacional bajo su propia responsabilidad, sino también porque, una vez en Lanzarote, la policía franqueó el paso a Haidar aunque esta carecía de documentos.

¿Quién, cómo y por qué se autorizó su entrada en territorio español?

De esos datos depende, ni más ni menos, la responsabilidad del Gobierno Zapatero en este caso; en concreto, la responsabilidad de haber colaborado voluntaria o involuntariamente con el Gobierno marroquí en la ejecución de un castigo arbitrario y contrario a los Derechos Humanos como es la deportación y puede que el exilio de una persona.

EL RELATO DE AMINETU HAIDAR

El pasado 15 de noviembre, a las 10.15, Aminetu Haidar, saharaui de 43 años, se presentó en la comisaría del aeropuerto de Lanzarote acompañada por dos abogadas españolas y un intérprete.

Llevaba ya un día y una noche en sus instalaciones después de que, la víspera, la policía marroquí le retirara el pasaporte, la subiera a la fuerza a un avión en El Aaiún (Sáhara Occidental) y la mandara a la isla canaria.

Éste es un extracto del relato de Haidar, reescrito en primera persona aunque en el original es el inspector de policía el que va tomando nota de los hechos.

 

EL PECADO Y LA PENITENCIA

El relato y lo oucrrido los últimos días en el aeropuerto de Lanzarote, donde se ha removido de su puesto a un agente de policía español por negarse a ejecutar una orden verbal ilegal, demuestran que el Gobierno Zapatero la ha pifiado y a fondo.

Y en el error, lleva la penitencia: es él quien está pagando y pagará las consecuencias de un atropello cometido por Marruecos.

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