La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) mostró hoy su preocupación por la seguridad de los corresponsales españoles en Rabat y Casablanca, y en especial, la de la enviada especial de «El Mundo» a El Aaiún, Ana Romero.
La entidad que preside Elsa González señaló en una nota que «las críticas sin fundamento de las autoridades marroquíes» contra los medios españoles «cultivan la animadversión de la ciudadanía y ponen en riesgo la integridad física de los profesionales españoles».
La FAPE pidió hoy al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que «dé muestras de las gestiones que realiza con Rabat para lograr el libre acceso de los periodistas españoles al Sáhara occidental, como prometió la ministra de Asuntos Exteriores en la reunión que mantuvo el jueves pasado con representantes de esta federación».
La federación denuncia una orden que ha dictado el Ministerio del Interior marroquí, según la cual no puede entrar en su país ningún periodista español que no resida en su territorio, sean cuales sean los motivos del viaje.
La FAPE asegura que Rabat ha deportado al periodista vallisoletano Guillermo Sanz, que viajó al país de vacaciones acompañado de su novia y un grupo de amigos. Asimismo, varios periodistas ceutíes intentaron cruzar la frontera marroquí la semana pasada para recoger a familiares y amigos en el aeropuerto de Tánger y se les impidió la entrada por figurar registrados como periodistas.
La FAPE considera que esta orden ministerial «constituye un grave gesto de discriminación impropio de un buen hacer diplomático, además de un injustificado desprecio hacia las personas por motivos profesionales».
