La cumbre de la Unión Africana y la Unión Europea trató hoy sobre cómo potenciar la cooperación económica, pero la importancia de la cita quedó eclipsada por otras cuestiones, como las importantes ausencias o las filtraciones de Wikileaks.
La reunión, la tercera cumbre que celebran ambas partes y la primera desde la que se celebró hace dos años en Lisboa, se centró en cómo ambas partes pueden incrementar su colaboración económica para ayudar mejor al desarrollo africano.
Sin embargo, esta cita quedó deslucida por las ausencias, sobre todo las del presidente francés, Nicolas Sarkozy; el primer ministro británico, David Cameron, y la canciller alemana, Angela Merkel.
La delegación de Sudán anunció el domingo su salida debido a las presiones europeas para que no asistiera su presidente, Omar Hasán Al Bachir, sobre quien pesa una orden internacional de detención de la Corte Penal Internacional (CPI) por genocidio y crímenes de guerra y contra la humanidad en la región occidental de Darfur.
En estas circunstancias, el líder libio, Muamar Gadafi, aprovechó su condición de anfitrión para asumir el protagonismo.
Mientras los responsables de la Unión Africana y de la Unión Europea abrieron la cita con intervenciones diplomáticas llenas de promesas de cooperación, Gadafi pidió abolir la Organización Mundial de Comercio (OMC) y del Banco Mundial por la forma en que tratan a los países en desarrollo.
Según Gadafi, la OMC es «uno de los instrumentos del neocolonialismo» y ha contribuido a inundar los países en desarrollo «de todo tipo de productos futiles e inútiles».
El líder libio urgió a Europa a centrarse más en África, porque de lo contrario este continente mirará a Latinoamérica, China o Rusia, y volvió a lanzar opiniones controvertidas sobre inmigración, la piratería en Somalia o la democracia y los derechos humanos.
Así, pidió a la UE que dé 5.000 millones de euros anuales a Libia para que su país luche contra la inmigración ilegal hacia Europa y aseguró que los piratas somalíes son pescadores que luchan para que los pesqueros de otros países no roben sus recursos.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, dijo que la UE «seguirá asumiendo totalmente» sus obligaciones de ayuda al desarrollo, que será de más de 50.000 millones de euros en los próximos tres años, pero recalcó que «la responsabilidad final del éxito de África reside en los Gobiernos y los pueblos de África».
A pesar de las ausencias, a Trípoli acudieron algunos de los principales mencionados en las últimas filtraciones de documentos estadounidenses realizada por Wikileaks, como el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien restó importancia a la cuestión.
«No me interesa lo que revelen los funcionarios de tercer o cuarto nivel», dijo Berlusconi en unas breves declaraciones a la prensa italiana.
Tras la sesión plenaria varios de los dirigentes participaron en una serie de debates en pequeños grupos y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, intervino en uno sobre «Objetivos del Milenio, agricultura y seguridad alimentaria».
Mientras los líderes discutían, los funcionarios nacionales prosiguieron el trabajo de acordar los últimos detalles de la declaración final que aprobará mañana la cumbre durante su última jornada.
La cuestión más urgente que preocupa a todos es el referéndum de autodeterminación que celebrará el próximo 9 de enero la región del sur de Sudán, y el borrador de la declaración pide que la consulta se haga de forma pacífica y creíble, y que los resultados de la votación sean respetados por todos.
La cumbre prevé aprobar también la llamada «Declaración de Trípoli», en la que ambas partes se comprometen a estrechar su cooperación en cuestiones como desarrollo, cambio climático, energías renovables, infraestructuras, seguridad alimentaria o reducción de la pobreza.
La UA y la UE quieren acordar también mañana otra declaración conjunta sobre cambio climático con el trasfondo de la conferencia mundial que hoy comenzó en Cancún (México).
