Las violaciones de DDHH en el este de RDC siguen quedando impunes por la falta de un sistema judicial

La ONG Amnistía Internacional (AI) ha denunciado este miércoles que el Ejército y los grupos armados congoleños siguen cometiendo asesinatos y violaciones contra los Derechos Humanos en el este de la República Democrática del Congo (RDC) con total impunidad por el deterioro del sistema judicial del país.

La organización ha pedido al Gobierno que reforme y fortalezca el sistema judicial del país para acabar con la impunidad que ha sumido a la RDC en «un ciclo de violencia y violaciones de Derechos Humanos que dura ya décadas».

La directora adjunta del Programa para Africa de AI, Veronique Aubert, denunció que «la población de la República Democrática del Congo ha sufrido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad -entre ellos tortura, violencia sexual y el uso de niños y niñas soldados- a enormes escalas, pero sólo unos pocos han comparecido ante la justicia».

«Todos los presuntos autores de esos delitos contra el Derecho Internacional deben ser procesados de acuerdo con las normas internacionales sobre juicios justos, sin utilizar la pena de muerte», pidió.

El año pasado, la ONU denunció en un informe los abusos y violaciones cometidos entre 1993 y 2003 en el país y señaló que el sistema de justicia congoleño es demasiado débil y no tiene recursos para procesar a los implicados.

El Gobierno congoleño decidió entonces crear un tribunal especial para perseguir estos delitos con personal del país y extranjero. Aubert destacó que «esta iniciativa es un paso muy positivo para abordar la impunidad, pero se necesita mucho más para que los tribunales ordinarios puedan complementar este nuevo mecanismo».

Amnistía también instó al Ejecutivo a escuchar a las víctimas y defenderlas ante la apertura de juicios, ya que en muchos casos se producen amenazas e injerencias de las autoridades políticas y militares contra los afectados y los jueces.

Paul, de la localidad de Masisi, explicó que un grupo de soldados atacaron su casa y le rompieron una costilla. «Luego la emprendieron con mi esposa y mis hijos. Les supliqué que se llevaran los animales y dejaran a mi familia. Cuando se marcharon, huí al bosque con mi esposa y mis hijos. Al volver a la mañana siguiente, nuestra casa era un montón de cenizas. A casi todas las personas del pueblo les ha pasado lo mismo», relató.

Esta víctima no presentó ninguna denuncia porque el Ejército del país sigue por la zona y teme cualquier represalia contra él o su familia.

AI también criticó el estado de algunas prisiones del país. En Bukavu, destinada para 350 presos, se hacinaban 1.207, entre ellos 37 menores de 18 años. Además, en ella también convivían siete bebés con sus madres. La cárcel de Goma se construyó para 150 presos, pero alberga a 943.

La organización pidió a la comunidad internacional que colabore con el Gobierno de la República Democrática de Congo para establecer un sistema judicial independiente, fuerte y duradero que ofrezca respuestas ante cualquier crimen.

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