El ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, ha reconocido este martes que el Gobierno italiano «está muy preocupado» por el peligro «de una guerra civil» en Libia y por el riesgo «de una inmigración hacia la Unión Europea de dimensión estacional» en una rueda de prensa celebrada en El Cairo después de mantener un encuentro con el secretario general de la Liga Arabe, Amr Musa.
Por su parte, el ministro del Interior, Roberto Maroni, ha convocado una cumbre este miércoles en la que participarán varios países del sur del Mediterráneo, entre ellos España, para controlar la avalancha de inmigrantes clandestinos que podría llegar a las costas europeas en los próximos días a causa de las revueltas que se estás produciendo en el Norte de Africa.
Según informa el diario ‘Corriere della Sera’, en la reunión participarán los delegados de Francia, Grecia, Chipre y Malta, directamente implicados en la nueva oleada migratoria que podría llegar de Africa ante los últimos acontecimientos en Libia que se suman a lo ocurrido en Túnez.
La crisis migratoria provocada por las revueltas ha obligado al Gobierno italiano a declarar una «emergencia humanitaria» en la isla de Lampedusa ante la llegada de miles de inmigrantes a sus costas, un verdadero éxodo impulsado por la revuelta en Túnez y en Egipto.
Las revueltas en Libia podrían romper el tratado de amistad entre Italia y el país norteafricano, en el que el Gobierno liderado por MuamarGadafi, se comprometía a controlar sus costas para evitar la inmigración hacia Europa.
No obstante, las autoridades italianas han confirmado que no se ha podido establecer ningún contacto con las fuerzas del orden en Libia, por lo que se ha alertado a los medios navales y a la Guardia costera para controlar la crisis migratoria.
El Gobierno italiano ha comenzado ya a trasladar a los miles de inmigrantes llegados a la isla a otras provincias italianas, aunque todavía quedan alrededor de 1.000 refugiados en Lampedusa.
Por su parte, Maroni ha afirmado que Italia «no es capaz de afrontar sola» una situación «que tiene el riesgo de convertirse en una catástrofe» para todo el continente».
Por su parte, el primer ministro, Silvio Berlusconi, ha subrayado que «está preocupado por el uso inaceptable de la violencia contra la población civil» por parte del Gobierrno libio y por el agravamiento «de los enfrentamientos», a pesar de que el sábado había afirmado que no había llamado a su aliado Gadafi porque «no quería molestar».
No obstante, el ‘Cavaliere’ ha pedido a la Unión Europea y a la comunidad internacional que «realicen todo esfuerzo necesario para impedir que la crisis degenere en una guerra civil» que podría provocar «consecuencias imprevisibles» y ha invitado a buscar «una solución pacífica que tutele la seguridad de los ciudadanos y la integridad y la estabilidad del país».
La Iglesia italiana también ha condenado a Muamar Gadafi por la represión contra los ciudadanos. El presidente de la Conferencia Episcopal italiana, Angelo Bagnasco, ha recordado que el régimen libio «es igual a los regímenes comunistas del Este antes de la caída del muro de Berlín» porque «cuando un régimen tiene una antropología que va contra la dignidad del hombre, las poblaciones explotan».
En una conferencia sobre el desarme nuclear, Bagnasco ha afirmado que «en toda la zona del Norte de Africa» las poblaciones han reaccionado «a una visión del hombre que va contra los derechos fundamentales y contra su dignidad».
