Estados Unidos ha descartado levantar las sanciones impuestas contra el presidente zimbabuense, Robert Mugabe, y su círculo cercano mientras el régimen del país africano no muestre un mayor respeto por los Derechos Humanos. Así lo ha manifestado la secretaria de Estado adjunta para Africa, Susan Page, de visita en Zimbabue.
Page aprovechó para trasladar la preocupación de su Gobierno por el reciente aumento de la «violencia política, la intimidación irracional al público y los arrestos y juicios partidistas».
Aunque alabó el comunicado de la semana pasada en el que Mugabe llamaba a terminar con la violencia, puso en duda que dicho mensaje haya llegado a las fuerzas de seguridad. «La credibilidad de ese comunicado, sin embargo, será reflejado en última instancia en si se cumple o cómo se cumple», matizó la delegada.
Page añadió que el partido de Mugabe –Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF)– «debe de rechazar el uso de la violencia y el miedo en sus operaciones» si quiere desempeñar un papel constructivo. La oposición acusa al ZANU-PF de utilizar medios violentos para acallar a sus rivales políticos. Muchos abogados han denunciado que se producen torturas durante las detenciones.
Estados Unidos y la Unión Europea impusieron estas sanciones contra Mugabe en 2002. El presidente culpa a estas sanciones de los males económicos que sufre el país, sumido en una tasa de paro del 90 por ciento y en una inflación del 231.000.000 por ciento. Por ello amenaza con incautar todos los bienes de inversores occidentales, informa la CNN.
El pasado diciembre Mugabe anunció que convocaría elecciones para este año, tras declarar la ineficacia del Gobierno de coalición junto al Movimiento por el Cambio Democrático (MDC). El líder de este partido opositor y primer ministro, Morgan Tsvangirai, advierte de que boicoteará las elecciones si no se celebra un referendo para una nueva constitución.
