Se hace tarde para intervenir en Libia.

MADRID, 7 (OTR/PRESS)

Se está haciendo tarde para intervenir en Libia. Mientras Obama, Cameron, Sarkozy y Merkel siguen mareando la perdiz y dejando pasar los días, Gadafi ha metido a su país en la deriva de la guerra civil en un desesperado intento por mantenerse en el poder. En términos militares, crear una zona aérea de exclusión que impidiera al dictador el empleo de la aviación contra objetivos civiles no supondría gran cosa para los EE.UU. o Gran Bretaña dado que tienen bases muy cerca, en Creta y en Malta. Esta opción, según las encuestas, contaría con el respaldo de la opinión pública de estos países y también en el conjunto de la Unión Europea. Incluso una intervención militar más directa, a la manera como ocurrió con Serbia durante la Guerra de los Balcanes, también sería bien vista por el grueso de los ciudadanos de los países democráticos occidentales.

¿Por qué, pues, se está aplazando o incluso descartando? Ha trascendido que Robert Gates, el secretario norteamericano de Defensa, es partidario de la intervención. Obama, en cambio, duda. Como duda Cameron, duda Merkel y está en contra Sarkozy. No es difícil identificar la raíz de tanta duda y tanta premiosidad: Gadafi, el tirano, un aparente demenciado que dice que no manda nada en su país y niega la matanza al tiempo que contrata mercenarios en el Sahel, es un gran potentando. Socio privilegiado de algunas de las grandes corporaciones industriales y financieras de Europa y Norteamérica y de poderosos fondos de inversión. También es accionista de algún medio de comunicación muy influyente. A diferencia de Mubarak o Ben Al, Gadafi tiene algo más que cuentas en Suiza, Milán y Londres.

Tiene poder a través de personas interpuestas; personas que presionan para que se le deje hacer. Indirectamente también recibe apoyo político del resto de las autocracias árabes que presionan a Washington y a Londres para que no intervengan militarmente en la crisis libia, temerosas de que pudiera sentar un precedente de auxilio exterior a la revuelta de quienes se rebelan contra el poder establecido. Poder que en los casos de Arabia Saudí, los emiratos del Golfo o Marruecos, está en manos de aliados estratégicos de las mismas potencias occidentales a quienes se les está pidiendo que intervengan en Libia. Ese es el nudo de la cuestión. Por eso, creo que se esta haciendo definitivamente tarde para intervenir en Libia. Quienes dependen del petróleo no tienen interés ni prisa para que cambie de manos. Qué estén manchadas de sangre sólo supone un inconveniente. Recordemos lo que pasó en Irak.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Sergio Espí

Sergio Espí, guionista y crítico de televisión de Periodista Digital, responsable de la sección 3segundos.

Lo más leído