La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, afirmó este miércoles que las bombas de racimo y las armas pesadas utilizadas en Libia por las fuerzas leales a Muamar el Gadafi pueden constituir crímenes de lesa humanidad.
Pillay, que condenó el uso de estas armas, censuró el impacto que este material bélico haya sido empleado en áreas densamente pobladas de Misrata.
«Al parecer, una bomba de racimo explotó a pocos cientos de metros del hospital de Misrata y otros informes sugieren que al menos dos clínicas médicas se han visto afectadas por morteros y fuego de francotiradores», apuntó.
Pillay señaló que se desconoce «con precisión» cuántos civiles han muerto o fueron heridos en los dos últimos meses de combates, pero añadió que «está claro que los números son importantes y que entre los muertos hay mujeres y niños».
La Alta Comisionada de la ONU advirtió a las fuerzas gubernamentales que el asedio a Misrata está sujeto a «un intenso escrutinio» porque la Corte Penal Internacional investiga posibles crímenes contra la humanidad en el conflicto de Libia.
Por otro lado, Pillay pidió a las autoridades libias a que asuman la realidad de que «están cavándose a sí mismos y a la población libia cada vez más en el lodazal. Deben detener el asedio de Misrata y permitir la ayuda y atención médica para llegar a las víctimas del conflicto».
