Abdul Hakim Belhadj, antiguo emir del Grupo Libio Islámico de Lucha (LIFG, por sus siglas en inglés), es hoy el comandante de las fuerzas rebeldes en Trípoli
La posguerra en Libia ha sacado a la luz documentos que prueban la guerra sucia del Reino Unido y Estados Unidos en su batalla contra el terrorismo internacional.
El mismo Muamar Gadafi, que ahora es un dictador y un tirano, fue un estrecho colaborador de los servicios de inteligencia más importantes de Occidente entre 2002 y 2007, según documentos desvelados por la organización Human Rights Watch (HRW) tras el registro del despacho de Musa Kosa, ex ministro de Exteriores huido a Londres en las primeras semanas de la revolución.
La CIA y el M16 encontraron en Trípoli un aliado a quien enviar prisioneros para ser interrogados dentro de su red de vuelos secretos.
También tuvieron en el sátrapa libio una vital fuente de información.
Ahora, con ayuda de la OTAN, han salido de las cárceles libias cientos de facinerosos, que tendrán dinero occidental a raudales para reconstruir sus redes y a terminarán atentando en Europa o EEUU si no s eles pone coto a tiempo.
Abdul Hakim Belhadj, antiguo emir del Grupo Libio Islámico de Lucha (LIFG, por sus siglas en inglés), es hoy el comandante de las fuerzas rebeldes en Trípoli.
Su pasado como emir del Grupo Islámico Libio de Lucha (LIFG, por sus siglas en inglés), los viajes a Afganistán para combatir en la yihad, la posterior detención por parte de la CIA y sus seis años en la prisión de Abu Salim bajo la acusación de estar vinculado a Al Qaeda han encendido las alarmas en Occidente. Y con motivo.