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La venta de esclavos en Libia sacude la cumbre de la UE y la Unión Africana

Los países europeos y africanos acuerdan en Costa de Marfil intensificar la cooperación para erradicar las mafias de personas

La venta de esclavos en Libia sacude la cumbre de la UE y la Unión Africana
Angela Merkel con Mariano Rajoy. EF

Las imágenes sobre la venta como esclavos de inmigrantes subsaharianos en Libia han sacudido la cumbre Unión Europea-Unión Africana, que reúne en Abiyán (Costa de Marfil) a casi 110 delegaciones.

Este foro estaba pensado para hablar de la juventud, en un continente donde el 60 por ciento de la población tiene menos de 25 años, y de las oportunidades que deben tener en el futuro.

Pero, como relata Mariano Calleja en ‘ABC’, el escándalo de la trata de personas en el norte de África ha acaparado la atención de los líderes, pese a no ser un punto oficial del orden del día.

En una reunión en los márgenes de la cumbre «oficial», la ONU, la Unión Europea y la Unión Africana acordaron la creación de un grupo de trabajo para salvar vidas en el Mediterráneo y luchar contra las mafias de inmigración irregular, sobre todo en Libia.

En un comunicado conjunto se señala que el objetivo es «salvar y proteger las vidas de los inmigrantes y refugiados en las rutas de llegada a Europa, acelerar la asistencia a los retornados voluntarios a sus países de origen y reubicar a aquellos que necesiten protección internacional».

A instancias del presidente francés, Emmanuel Macron, los líderes de España, Francia, Alemania, Italia, Libia, Chad y Níger, además de la alta representante de política exterior de la UE y el secretario general de la ONU, se sentaron a la misma mesa para analizar el futuro de Libia y buscar soluciones urgentes, que pasan por acabar con las mafias de trata de personas.

Macron, en una entrevista a medios franceses en Abiyán, apostó por una operación militar y policial para desmantelar las redes de traficantes de inmigrantes en Libia y abogó por reforzar la operación militar contra el yihadismo en el desierto del Sahel, aunque no quiso entrar en detalles. «Hay que actuar, no solo denunciar», advirtió.

Según llegaron al lujoso hotel, en medio de la humildad de Abiyán, donde se celebró la cumbre, los dirigentes políticos se refirieron con preocupación a la situación en Libia. Tenían por delante dos jornadas para demostrar que se puede pasar de las palabras a los hechos y avanzar en las soluciones. La Unión Europea llevó a Costa de Marfil su plan para alcanzar inversiones por valor de 44.000 millones de euros hasta 2020. Un proyecto, inspirado en el «Plan Juncker» para Europa, con el que se pretende mejorar la situación de los países de origen de la inmigración ilegal, su calidad de vida en definitiva, y animar así a sus jóvenes a no emprender el «peligroso viaje» hacia Europa de forma irregular, en busca de una vida mejor.

El futuro de los jóvenes

Las medidas son cada vez más urgentes, en un continente donde la demografía ejerce una fuerte presión, y donde hay países, como Níger, que doblan su población cada 14 años. Ahora mismo la población africana es de 1.200 millones de personas (15 por ciento del total mundial), y se prevé que en 2050 alcance los 2.400 millones (26 por ciento), y en 2100 llegará al 39 por ciento del total del mundo, según estimaciones de Naciones Unidas. En el periodo de 2010-2015, mientras la tasa de fertilidad global fue de 2,51 hijos por mujer, en África fue de 5,1.

El futuro de la juventud, y los flujos migratorios hacia Europa para huir de la pobreza o de las guerras, están unidos. Eso sí, solo el 20 por ciento de las migraciones se dirigen a Europa. La mayor parte de los movimientos son dentro del continente africano. Desde la Unión Africana, se pidió directamente a Europa que invierta en su juventud, para frenar así el éxodo, masivo y a menudo trágico, de un continente a otro.

Nada más llegar a la cumbre, la canciller alemana, Angela Merkel, que se encuentra en plenas negociaciones para intentar formar Gobierno, subrayó la necesidad de acabar con el tráfico de personas y la esclavitud, y planteó como solución la creación de una ruta legal para que los africanos alcancen Europa de forma segura, algo que defendió también el presidente Rajoy. El saludo entre ambos fue tan cordial como siempre.

En la cumbre, los dos oradores principales en la sesión sobre la migración fueron el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, por parte europea, y el Rey Mohamed VI, por parte africana. En una intervención a puerta cerrada, Rajoy expuso la experiencia española, basada en la cooperación con los países de origen y de tránsito, que ha sido asumida ya por la UE. Rajoy puso como ejemplo de cooperación la relación entre España y Marruecos y subrayó la necesidad de reforzar la lucha contra las mafias para desmantelar su «perverso» negocio. «Son responsables de las recientes imágenes que están en la mente de todos», afirmó, en alusión a la venta de esclavos.

En Abiyán se produjo un hecho insólito, pues fue la primera vez que coincidieron en una cumbre, y además en la misma sala, el Rey de Marruecos y el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, Brahim Ghali.

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