Tras el ataque, la abandonaron en una cuneta, a miles de kilómetros de su casa y de la iglesia en la que se iba a casar

Terry Gobanga: «Me violaron en grupo el día de mi boda»

Cuando la metieron en aquel coche, Terry, ahora Gobanga, forcejeó y luchó por su vida

Cuando Terry Gobanga -entonces Terry Apudo- no llegó a su casamiento, nadie se imaginó que la habían secuestrado, violado y abandonado en una cuneta.

Esa fue la primera de las dos tragedias, según recoge BBC Mundo, en las que esta joven pastora anglicana de la capital de Kenia, Nairobi, se vería envuelta tras una rápida sucesión de acontecimientos.–«Me violaron en grupo el día de mi boda»–.

Y ahora lo puede contar. Es una sobreviviente.

Iba a ser un gran día.

Como era pastora, iban a llegar los miembros de nuestra iglesia, así como todos nuestros familiares.

Mi prometido y yo estábamos muy emocionados porque nos casábamos en la catedral de Todos los Santos de Nairobi.

Además, había alquilado un bonito vestido.

Pero la noche anterior me di cuenta que tenía alguna ropa de Harry (Olwande), incluida su corbata.Él no podía llegar a su boda sin corbata, así que una amiga que se quedó a pasar la noche conmigo me prometió que lo primero que haría en la mañana sería llevársela.

Así que nos despertamos al alba y la acompañé a la estación de autobuses.

Luego, de regreso a casa, pasaba frente a un tipo sentado sobre el capó de un coche cuando de repente me agarró por la espalda y me metió en el asiento trasero.

Había otros dos hombres adentro y se pusieron en marcha.

Todo pasó en una fracción de segundo.

Me metieron un pedazo de tela en la boca, pero forcejeé y traté de gritar.

Cuando logré apartarlos, les chillé: ‘¡Es el día de mi boda!’.

Recibí el primer golpe y uno de los atacantes me dijo que o colaboraba o iba a morir»
Terry Gobanga, sobreviviente de violación

Fue entonces cuando recibí el primer golpe y uno de ellos me dijo que o colaboraba o iba a morir.

Los hombres se turnaron para violarme.

Estaba segura de que moriría, pero seguía luchando.

Así, cuando uno de ellos me quitó la mordaza le mordí los genitales.

Gritó de dolor y, ante ello, otro me clavó un cuchillo en el costado.

Fue entonces cuando abrieron la puerta y me expulsaron del coche en marcha.

Estaba a kilómetros de mi casa, en las afueras de Nairobi. Habían pasado más de seis horas desde que me habían secuestrado.

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