El «Estado Islámico» asoma la cabeza en Sudán y el caos de seguridad es su arma principal

Sudán
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El continente africano se ha hecho conocido por ser un terreno fértil para el terrorismo y, en los últimos años, el bastión principal de la organización «Daesh» (Estado Islámico), dadas las condiciones que favorecen su supervivencia: fragilidad de la seguridad, proliferación de conflictos tribales, étnicos y sectarios, así como pobreza e ignorancia. “Según una investigación de The Brookings Institution, todas estas circunstancias están presentes hoy en Sudán.”

El investigador Caleb Weiss señala, en un análisis para la revista Long War Journal de la Fundación para la Defensa de las Democracias, que la organización terrorista renovó su llamado a tomar las armas en Sudán, alentando a la vez a combatientes extranjeros a emigrar a este país del noreste de África.

En el editorial del boletín semanal «Al-Naba», perteneciente a la organización, el equipo de redacción de «Daesh» criticó a distintos gobiernos del mundo por su inacción en Sudán debido a sus intereses políticos, con especial mención de aquellos que han adoptado posturas enfrentadas en el conflicto sudanés.

En cuanto al llamado a tomar las armas en Sudán, la organización recordó que «los musulmanes deben renunciar al nacionalismo, dirigirse hacia el islam y confiar en la umma: al musulmán libio le preocupa la tribulación de los musulmanes de Sudán, del mismo modo que al musulmán checheno le preocupa la de los musulmanes de Siria… Y esta unidad islámica, que hace que el musulmán se levante por el sufrimiento de su hermano dondequiera que esté —en Birmania, Gaza o Sudán—, solo puede lograrse desmontando los obstáculos y rompiendo las fronteras y las restricciones que la impiden».

Weiss advierte que, con este llamamiento, la organización terrorista considera que ha llegado el momento de tomar las armas y de que «el yihad en Sudán» comience; y que los musulmanes —en especial la juventud islámica de Egipto y Libia— deben esforzarse por liberarse de las ataduras de sus patrias y dar pasos serios para apoyar a sus hermanos en Sudán.

Terreno fértil

El llamamiento de «Daesh» dirigido a la juventud musulmana insiste, sobre todo, en aprovechar el entorno convulso y abierto de Sudán para allanar el camino hacia una lucha prolongada: «Sudán es un terreno fértil y, si arde, tendrá un efecto profundo en toda la región; es más, el yihad sudanés podría ayudar a expulsar la injerencia extranjera del país».

Según Weiss, aunque este año la organización llama abiertamente a tomar las armas y combatir dentro de Sudán, opera en silencio en el país con una célula especializada por lo menos desde 2019, mientras que reclutadores e intermediarios ya estaban activos con anterioridad.

De acuerdo con un informe del equipo de la ONU sobre sanciones y monitoreo, publicado en julio de 2023, la red de «Daesh» en Sudán cuenta con entre 100 y 200 personas y está dirigida por Abu Bakr al-Iraqi, un yihadista iraquí veterano emparentado con el exlíder del grupo, Abu Bakr al-Bagdadi.

Un informe del Centro TRENDS de Investigación y Consultoría indica que hay razones principales que facilitan la expansión de «Daesh» en países africanos, entre ellas la limitada capacidad de seguridad de los Estados, la porosidad de las fronteras y la ampliación de los esfuerzos de captación y reclutamiento.

En Sudán casi se dan todas las razones que convierten al país en un entorno propicio para la organización. La Hermandad Musulmana, aliada del ejército sudanés a través de su brazo, el Movimiento Islámico, sigue aferrada a la continuación de la guerra, según muestran sus publicaciones y lo que informan los periódicos sudaneses; además, la Hermandad constituye la principal incubadora de todos los grupos terroristas en distintas regiones del mundo.

No sorprende que Al-Misbah Abu Zaid Talha, comandante de las milicias Al-Baraa bin Malik —el brazo militar de la Hermandad Musulmana—, haya pedido declarar un «gobierno de guerra», reclamando un giro simbólico y operativo en el desempeño del Estado que refleje la unidad de la decisión política y militar, según el diario Al-Rakoba.

Caos de seguridad

Volviendo a la situación de caos de seguridad, una de sus causas principales es la expansión de las zonas de combate a medida que los enfrentamientos y bombardeos se desplazan de una región a otra. Observadores temen que los datos de campo apunten a una amplia confrontación en Kordofán entre el ejército sudanés y las fuerzas de la Coalición Ta’sis (Tasis), ya que la ciudad de Al-Obeid, capital del estado de Kordofán del Norte, figura entre los puntos más probables para ser escenario de este choque por su ubicación estratégica y la alta concentración de desplazados, según la plataforma «Sudan News».

Desde que las fuerzas de la Coalición Ta’sis tomaron la ciudad de Al-Fashir, los drones del ejército sudanés y de sus aliados islamistas han intensificado los bombardeos sobre zonas civiles; el más reciente fue contra un centro de acogida de desplazados en la ciudad de Kadugli, en Kordofán del Sur, con víctimas, entre ellas niños.

No fue el único ataque de las últimas horas con un saldo letal: la plataforma «Darfur 24» confirmó que un dron atacó el pasado jueves el mercado de Wad Banda, en el estado de Kordofán Occidental, provocando seis muertos y varios heridos cuando la gente se encontraba reunida en el lugar.

Por otro lado, en Al-Fashir la vida va recuperándose gradualmente con la llegada de ayuda humanitaria y el envío por parte de la Coalición Ta’sis de convoyes de socorro para distribuirlos entre la población y los campamentos. Asimismo, el Gobierno de Ta’sis ha llamado a un cese de hostilidades inmediato e incondicional, conforme a lo propuesto por el Mecanismo del Cuarteto, a la apertura urgente de corredores humanitarios y a una investigación justa y transparente de todas las violaciones y crímenes cometidos, lejos de la politización y de los medios tendenciosos.

Los ataques con drones y aviones del ejército sudanés evocan precedentes en los que las fuerzas armadas bombardearon mercados civiles en áreas bajo control de la Coalición Ta’sis con el pretexto de que eran «zonas de respaldo» para las fuerzas de la coalición. En junio pasado, Human Rights Watch afirmó que aeronaves del ejército sudanés utilizaron bombas no guiadas lanzadas desde el aire para atacar barrios residenciales y comerciales de Nyala, en Darfur del Sur, a comienzos de febrero.

Estos ataques indiscriminados constituyen presuntos crímenes de guerra que han causado un gran número de civiles muertos y heridos, según la organización. Jean-Baptiste Gallopin, investigador sénior de la División de Crisis, Conflictos y Armas de Human Rights Watch, señaló: «El ejército sudanés bombardeó barrios residenciales y comerciales densamente poblados en Nyala. Estos ataques mataron a decenas de hombres, mujeres y niños, destruyeron familias y sembraron el miedo y el desplazamiento».

Por su parte, Médicos Sin Fronteras informó en aquel momento de 32 personas fallecidas y decenas de heridas. Testigos relataron que un ataque aéreo alcanzó una tienda de comestibles cerca del Hospital de Oftalmología La Meca, en una calle llena de gente y vehículos, lo que provocó un elevado número de víctimas.

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Autor

Manuel Trujillo

Periodista apasionado por todo lo que le rodea es, informativamente, un todoterreno

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