Hago un llamado al Gobierno de Brasil a que respete la orden judicial dictada contra el señor Zelaya entregándolo a las autoridades competentes de Honduras
El derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya, que regresó por sorpresa este lunes a Tegucigalpa, donde se encuentra acogido en la Embajada brasileña, advierte de que nadie le volverá a sacar de su país y que la consigna seguirá siendo «patria, restitución o muerte».
Así lo expresó ante cientos de sus seguidores congregados frente a la legación diplomática, mientras el Gobierno de facto, encabezado por Roberto Micheletti, pedía a Brasil que le entregara a Zelaya y responsabilizaba a ese país «de los actos violentos que se puedan suscitar».
«Hago un llamado al Gobierno de Brasil a que respete la orden judicial dictada contra el señor Zelaya entregándolo a las autoridades competentes de Honduras», dijo Micheletti en un mensaje que leyó en la Casa Presidencial emitido por televisión.
«El Estado de Honduras está comprometido a respetar los derechos del señor Zelaya al debido proceso», agregó, insistiendo en que el ex mandatario pretende «continuar obstaculizando la celebración de las elecciones el próximo 29 de noviembre, como lo han venido haciendo él y sus seguidores desde hace varias semanas».
El Ejecutivo de Micheletti ha decretado el toque de queda en todo el territorio nacional para «conservar la calma» desde las 16 hora local (medianoche en la península española) hasta las 7 de la madrugada del martes.
Además, ha anunciado el cierre de los cuatro aeropuertos internacionales que tiene el país a partir de este martes, que quedarán bajo control del Ejército.
Zelaya, derrocado por un golpe de Estado el pasado 28 de junio, asegura que ha vuelto para encontrar una salida pacífica a la crisis política desencadenada tras su derrocamiento.
«Estoy aquí en Tegucigalpa. Estoy aquí para la restauración de la democracia, para llamar al diálogo», dijo en declaraciones recogidas por medios locales.
El ex dirigente, que ha agradecido públicamente al presidente Lula su apoyo al darle refugio en la Embajada, ha revelado que llegó a Honduras desde Nicaragua, país donde ha pasado la mayor parte del tiempo desde que fue derrocado en junio.
Según ha relatado, su travesía duró más de 15 horas y tuvo que utilizar «diferentes transportes» para poder llegar a su país:
«Tuve colaboración pero no puedo decirlo para que no molesten a nadie»
El Gobierno de facto, que ha advertido en varias oportunidades de que si regresa a Honduras, Zelaya será detenido bajo cargos de traición a la patria, entre otros, desmintió en un principio la presencia del ex mandatario en Tegucigalpa, incluso después de que tanto Brasil como el Departamento de Estado de EEUU confirmaran que se encontraba en la Embajada brasileña.
Previamente, el presidente venezolano, Hugo Chávez, aseguraba haber hablado con Zelaya por teléfono desde Tegucigalpa.
«Estamos sorprendidos gratamente de que Mel esté en Tegucigalpa y y exigimos a los golpistas que respeten la vida y la diginidad de Zelaya, que le devuelvan el poder», dijo Chávez, quien se encontraba en un acto en una escuela de Caracas que transmitía la televisora oficial VTV.
Según el Gorila Rojo venezolano, Zelaya viajó «durante dos días por tierra, cruzando montañas, ríos, arriesgando su vida, y logró llegar a la capital de Honduras».
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Jose Miguel Insulza, ha hecho un «llamamiento a la calma a los actores involucrados en este proceso» para evitar que se produzcan incidentes violentos y exige que las «autoridades del Gobierno de facto se hagan responsables de la seguridad del mandatario derrocado.
En declaraciones al canal Telesur, Zelaya dijo que había hablado con Insulza y que éste le había comunicado que se desplazará a Honduras este martes, extremo que no ha sido confirmado por la OEA.
Zelaya ya había intentado retornar en dos ocasiones a Honduras. En la primera, el 5 de julio, quiso aterrizar en Tegucigalpa en un avión del Gobierno venezolano procedente de Washington, pero se lo impidieron los militares, que obstaculizaron la pista de aterrizaje en medio de una gran manifestación en favor de Zelaya.
En la segunda, el 24 de julio, por tierra desde Nicaragua a través del puesto fronterizo de Las Manos, tras permanecer dos horas en la zona neutral, regresó ante la presencia de contingentes militares en el lado hondureño con la orden de detenerle.