Zelaya está acusado de varios cargos penales y tiene encima una orden de busca y captura pendiente de ejecución
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Después de nueve días de reuniones, de mensajes optimistas y de una penúltima y maratoniana jornada de diálogo, la negociación entre el actual gobierno de Honduras y el ex presidente Zelaya «se ha ido al carajo».
Con todo el país y la comunidad internacional pendiente de lo que se cuece en la novena planta del hotel Clarión de Tegucigalpa, las partes decidieron hacer una pausa para reflexionar durante el fin de semana, pero todo indica que el diálogo se ha roto y de forma definitiva.
El escollo paarentemnte insalvable es la negativa de Manuel Zelaya a que su posible regreso a la presidencia se decida en la vía judicial.
Lo explica Marta Lorena Alvarado, vicecanciller del gobierno de Micheletti:
«Nosotros insistimos en que sean los tribunales los que decidan el futuro de Zelaya y ellos quieren que sea el Congreso el que decida sobre su posible regreso».
Zelaya está acusado de varios cargos penales y tiene encima una orden de busca y captura pendiente de ejecución. Se entienda que no quiera ponerse en manos de la Corte Suprema.
El depuesto presidente hondureño ha asegurado esta madrugada que la propuesta es «absolutamente inaceptable».
Manuel Zelaya fue derrocado el 28 de junio y permanece en la Embajada de Brasil en Honduras desde el 21 de septiembre, desde donde exige que sea el Parlamento el que decida su restitución.