Análisis PD

¿Accidente o asesinato de Oswaldo Payá? Las sospechas están más que justificadas

El régimen de los hermanos Castro parece haber recuperado sus más sangrientas costumbres

Desde que comenzara a circular la noticia del posible fallecimiento del líder del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL), Oswaldo Payá, y el máximo dirigente juvenil del MCL, Harold Cepero, en un supuesto accidente de tráfico en el Oriente de Cuba, el régimen castrista ha jugado a la confusión. En un país donde la mayor parte de la población tiene restringido el acceso a Internet, los medios oficialistas online y los perfiles en redes sociales usados por la Seguridad del Estado (aparato represivo) para sus labores de desinformación y propaganda trataban de vender la idea de que el conductor del coche en el que viajaban perdió el control del vehículo y chocaron contra un árbol. Sin embargo, esta versión resulta poco creíble y hay demasiados datos oscuros como para confiar en el Gobierno de los hermanos Castro.

Los primeros datos que hubo sobre el supuesto siniestro tan sólo hablaban de las heridas sufridas por el español Ángel Carromero (presidente de Nuevas Generaciones del Barrio de Salamanca, Madrid) y el sueco Jens Aron Modig (líder de la Juventud Democristiana del país escandinavo (DKU). Las autoridades no informaban de en qué situación se encontraban Payá y Cepero.

La versión oficial no se sostiene. En un mar de datos confusos, los primeros testimonios llegados a la familia de Payá señalan que el vehículo donde viajaban los dos opositores cubanos y los jóvenes políticos europeos fue embestido en diversas ocasiones. La ausencia de información inicial sobre los líderes del MCL hace sospechar sobre las causas reales de su fallecimiento, o si este se podría haber evitado con los cuidados adecuados. Debe tenerse en cuenta que Oswaldo Payá estaba amenazado de muerte por el régimen de Fidel Castro.

El MCL es el principal grupo opositor cubano. A diferencia de otras organizaciones disidentes, está firmemente arraigado en todo el territorio cubano y está detrás de las iniciativas más exitosas del movimiento democrático, como el Proyecto Varela. Además, tiene cauces de comunicación fluidos con numerosos partidos de centroderecha de todo el mundo. Por ejemplo, la relación de Payá con el director de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, podía considerarse casi de amistad personal. Durante años, no contó con una estructura fuerte en el exilio. En gran parte, la representación exterior del Movimiento corrió durante muchos años en buena medida a cargo de Carlos Payá, hermano de Oswaldo afincado en Madrid.

Sin embargo, cuando el régimen excarceló y envió en 2010 al exilio a un amplio grupo de presos políticos reforzó sin pretenderlo al MCL en el exilio. El ‘número dos’ del grupo, Regis Iglesias, trabaja desde entonces de forma infatigable en Madrid y en otras ciudades de Europa (y, de vez en cuando, de otros continentes) a las que viaja con frecuencia. En Miami (EEUU), donde este movimiento apenas tenía implantación, ahora ha cobrado fuerza con la presencia de numerosos expresos, como el ‘número 3′, Tony Díaz, y otros que también llegaron vía España.

La jugada destinada a desmantelar el MCL en el interior de la Isla le salió mal al régimen castrista. No sólo se falló en el intento de desmantelarlo en el interior de Cuba, sino que además se le reforzó en el exterior. Oswaldo Payá se había convertido en un rival todavía más peligroso para la dictadura comunista de los hermanos Castro.

Las sospechas de que no ha sido un accidente, sino un asesinato están más que justificadas, máxime cuando es la segunda vez en pocas semanas en las que un vehículo embiste contra un coche en el que viaja Oswaldo Payá (según ha explicado Regis Iglesias, en la ocasión anterior el líder del MCL estaba acompañado de su esposa, Ofelia Acevedo). El régimen castrista se dedica a crear confusión sobre las circunstancias del siniestro y mantiene aislados a los supervivientes. De hecho, en las horas posteriores al accidente el hospital está cercado por soldados y la comunicación telefónica está cortada. Los líderes de la oposición que quedan en Cuba no disponen de una organización tan estructurada y numerosa como el MCL ni, tampoco, con un peso político internacional similar al que tenía Payá.

El régimen va a tratar de hacer creer que se trata de un simple accidente, pero es un casi seguro doble asesinato. No logró debilitar a la mayor y más organizada fuerza de la oposición enviando a algunos de sus dirigentes al exilio tras pasar siete años y medio en prisión. Ahora trata de lograrlo descabezándola por la vía más salvaje, segando dos vidas humanas. Se abre una nueva etapa no sólo para el MCL, sino para el conjunto de la oposición democrática cubana. La dictadura, tal vez con sus dirigentes nerviosos, ha recuperado sus formas más sangrientas.

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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