La desgracia colocó en el poder a Nicolás Maduro

Venezuela: de país a lupanar

Con una inaceptable desfachatez, lanza otra amenaza que no busca más que seguir sembrando miedo y así paralizarnos

Venezuela: de país a lupanar
Nicolás Maduro y Fidel Castro PD

La situación venezolana es patética. Es un país en manos de una banda de delincuentes señalados y denunciados a nivel mundial, pero atornillados al poder, que cuentan aún con la complicidad de poderosos hombres que les reciben y les alcahuetean, permitiendo así la continuidad de lo que comenzó hace ya más de 16 años y convirtió a Venezuela en un lupanar donde el mal acosó al bien.

Los hombres que realmente poseen el coraje y la decisión de combatir al castrochavismo delincuencial en Venezuela, están presos y sin ninguna posibilidad de salir de esas mazmorras, corren peligro de muerte y no se puede esperar justicia en una tierra donde la ley la aplican los jerarcas de la «hamponocracia«.

En Venezuela, la desgracia colocó en el poder a Maduro, que con una inaceptable desfachatez, lanza otra amenaza que no busca más que seguir sembrando miedo y así paralizarnos como los tiranos Castro y otros sátrapas comunistas paralizaron a sus pueblos.

Nicolás Maduro, al que no me explico cómo pueden seguirle considerando un presidente democrático dijo:

«Prepárense para un tiempo de masacre y muerte si fracasa la revolución».

Esta mugrienta amenaza la hace justo frente a grupos de hambrientos seguidores en la inauguración de una tienda de distribución de comida en el Estado Miranda. Esa tienda es una más de la red de locales donde la escasez espera a los desesperados, quienes tras horas y horas de colas entran para ver anaqueles vacíos.

Dice pues Nicolás Maduro que hay que prepararse para un tiempo de masacre y muerte si fracasa la revolución chavista y hay entonces que aclararle a este esbirro en funciones de presidente, que esa revolución de sangre, robo, hambre, odio y muerte fracasó hace mucho. Fracasó cuando el difunto tropero Hugo Chávez, al grito de «exprópiese» fue acabando con la industria, con el agro, con la economía.

Aclararle que esa revolución de ladrones, narcotraficantes y asesinos fracasó cuando mostró que era el plan de una banda decidida, junto con los chulos del mundo encabezados por Fidel y Raúl Castro, a saquear a un país de inmensos recursos, enriquecer a «castas» y empobrecer a toda una nación para de esa manera, y con el terror como táctica disuasiva, anclarse en el poder sin importarles el costo en vidas.

Aclararle a Maduro, con su boca torcida por el odio, que no es la oligarquía sino la «chorocracia» que él preside la que se dedica a terminar de saquear a Venezuela, y esos «pelucones» son rojos rojitos de su entorno, de su confianza, de su combo y son los que protegen a las 18.000 bandas criminales que operan en el país.

Son los que generan -unos de manera directa y otros apoyando el crimen- los 70 homicidios por cada 100.000 habitantes y les parece «chévere» que de cada 100 delitos en el país sólo se resuelvan seis.

Esta vergonzante y aterradora estadística no es inventada por mí, sino expuesta con todo el peso de su experticia, por el abogado y criminólogo, Fermín Mármol García, quien además ha denunciado que la población delictiva libre es mayor que la población reclusa: 72.000 delincuentes libres contra 60.000 recluidos, cosa, Maduro, que no es un hecho imputable a los opositores, sean políticos o empresarios.

Es uno más de los «excremenciales» hechos de «pelucones colorados» como Iris Varela, aterradora ministra de Asuntos Penitenciarios.

De Tarek El Aissami, el yihadista que ha convertido Venezuela en la versión tropical de los ensangrentados países mezo orientales, de los narcos de charreteras y soles y de «defensores del pueblo» que no son más que otros cómplices en la cosecha de muertos, hambre y desesperanza.

Maduro, no me calo, y con seguridad millones tampoco, esa nueva amenaza. ¿De qué tiempo de masacre y muerte hablas? Es que sólo por ponerte un ejemplo, teniendo aún que padecer esta mal llamada revolución, en los últimos tres meses han sido secuestrados cientos y algunos murieron en la acción delictiva.

Teniendo que calarnos tu aberrante revolución somos víctimas de miles de hampones a los que Varela ha premiado con beneficios procesales derivados del «plan cayapa» convirtiendo a los ciudadanos en «cayapeados» indefensos.

Maduro, sin ver el final de tu régimen de hambre y muerte, a Mariela Josefina Ramos Bolívar, de 32 años, y a su esposo Gian Carlos Farrugio Savona, de 37, los masacraron (31/05/2015) en su propia casa en Maracay cuando El Aissami se divertía imaginando lanzar a un periodista desde un segundo piso, así que tu amenaza y tu bravuconada de matón envalentonado, te la metes sabes por donde…

Eleonora Bruzual

NOTA.- Otras columnas de la periodista

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