Los grupos a favor del fin de la era del PT en el Gobierno se concentran en 150 ciudades

Los brasileños se hartan y exigen en las calles la marcha de la presidenta Dilma Rousseff

Los brasileños se hartan y exigen en las calles la marcha de la presidenta Dilma Rousseff
Dilma Rousseff. EP

El malestar social que vive Brasil por la crisis económica y los escándalos de corrupción que salen a luz a diario se plasmó este domingo, por tercera vez este año, en las calles de 150 ciudades brasileñas (Dilma Rousseff, ¡váyase al diablo!).

Miles de ciudadanos mayoritariamente de las clases medias, muchos vestidos de verde y amarillo, salieron a la calle para protestar contra el Gobierno de Dilma Rousseff y su formación, el Partido de los Trabajadores (PT) (Dilma Rousseff, reelegida presidenta de Brasil… por los pelos).

Reclamaban el fin de la corrupción y exigían que la presidenta dejara su cargo. Los gritos «¡fuera Dilma!», «¡fuera Lula!» y «¡fuera PT!» se esucharon en todo el país.Las fotos que han llegado de las últimas horas de Brasil parecen de una celebración futbolística o del carnaval (Noche de terror en Brasil: con esta sangre fría matan a 20 personas las bandas callejeras).

Las cientos de miles que tomaron las calles de más de unas 150 ciudades de Brasil este 16 de agosto de 2015, ataviados con los colores nacionales, estaban allí sin embargo para exigir la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, cada vez más acorralada por la corrupción en Petrobras y una economía casi en recesión.

Las protestas fueron convocadas por grupos opositores ajenos a la política formal y fueron menores que otras dos realizadas este año, que llegaron a congregar a 2,5 millones de personas, pero un coro sonó a voz en grito en todo el país: «Fuera Dilma».

En boca de los manifestantes estuvieron las corruptelas en Petrobras, que involucran a dirigentes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), y la crisis en que se ha sumergido la economía nacional, que este año se encogerá en torno a un 1,5 %.

MEDIO MILLÓN EN TODO EL PAÍS

La mayor concentración se dio en la Avenida Paulista, el corazón del mundo de los negocios y las finanzas en Sao Paulo y el principal bastión electoral de unos partidos de oposición más envalentonados y que hoy, a diferencia de las manifestaciones realizadas en marzo y abril pasados, salieron a la calle en respaldo a la protesta.

En el resto del país, los cálculos de la Policía apuntaban a que poco más de medio millón de personas dedicó el domingo a protestar.

En Belo Horizonte, el excandidato presidencial Aécio Neves se sumó a los manifestantes e incluso pronunció un breve discurso ante unas seis mil personas. Neves, presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y quien perdió frente a Rousseff las elecciones de octubre pasado por tres puntos porcentuales, declaró que el país «no acepta más tanta impunidad, tanta mentira y tanta corrupción».

SOLIDARIDAD CON ROUSSEFF

Las protestas también tuvieron como blanco al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, fundador del PT, antecesor y padrino político de Rousseff, a quien los manifestantes representaron con enormes muñecos que vestían trajes a rayas de presidiario y tildaron en sus pancartas de «jefe» de la corrupción en Petrobras.

La única reacción del PT frente a las protestas fue un acto de «solidaridad» con Lula y Rousseff, realizado frente al instituto que el expresidente dirige en Sao Paulo, que congregó un millar de personas.

Rousseff convocó para una reunión a algunos de sus ministros, tras la cual el titular de Información, Edinho Silva, dijo en una nota de apenas una línea que las protestas prueban la «normalidad democrática» que vive el país.

La respuesta del PT y de los movimientos sociales que apoyan al Gobierno será el próximo jueves, cuando han sido convocados actos en todo el país «en defensa de la democracia» y «contra el golpe».

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