La oposición democrática en bloque anuncia una ofensiva contra la suspensión del revocatorio contra Maduro
AL chavismo se le cayó el último fragmento de la careta con la que intentaba ocultar su rostro totalitario.
La decisión de boicotear la labor de la oposición para convocar un referéndum revocatorio es la manifestación explícita de que el chavismo pretende mantenerse en el poder por encima de todo, incluyendo las leyes y la Constitución que se instauró en su nombre.
Después de la abrumadora desautorización por parte de los ciudadanos en las elecciones legislativas, cualquier dirigente cabal habría dimitido por coherencia moral, sin necesidad de ningún referéndum.
Pero Nicolás Maduro es distinto. Ahora queda claro que no aceptará ni elecciones ni ningún otro mecanismo ordinario que cuestione su posición. Maduro podía considerarse un usurpador, pero después de este paso se ha convertido en un dictador.
Al líder opositor que no encarcela, no le deja salir del país, como ha hecho ahora con Capriles y Torrealba. La oposición ha sido paciente y moderada, intentando cumplir el mandato de las urnas.
La vía del referéndum revocatorio es la más razonable, además de la más legal. Al cegarla de forma zafia e injustificada, el chavismo condena al país a una situación muy peligrosa.
Para evitar que Venezuela se deslice hacia una tesitura aún más grave, la comunidad internacional debe reaccionar con la máxima contundencia y aislar al régimen bolivariano.
Ya solo cabe que los demás países iberoamericanos comprometidos con la democracia, y el resto de las naciones libres del mundo, le envíen a Maduro el mensaje de que sus maniobras no serán aceptadas jamás y que, cuanto antes se vaya a su casa, mejor.