El Gobierno chavista cifra la participación en el 41,43% y la oposición en el 12%

La mayoría de los venezolanos da la espalda a la ‘Prostituyente’ de Maduro

La cacicada del dictador para imponer una nueva Asamblea que sustituya al Parlamento aboca al país a una fractura insalvable de la sociedad venezolana

La mayoría de los venezolanos da la espalda a la 'Prostituyente' de Maduro
El tirano chavista Nicolás Maduro. VZ

Lo que dejó claro este montaje fascista organizado por los amigos y financiadores de Pablo Iglesias y sus compinches de Podemos, es que Venezuela es desde este domingo un país más dividido

Más de la mitad de los venezolanos llamados a las urnas prefierieron quedarse este domingo en casa a participar en las elecciones convocadas para elegir a la Asamblea Nacional Constituyente.

Oficialmente, más de la mitad de los venezolanos prefirieron, en definitiva, mostrar su rechazo a Nicolás Maduro, para quien los comicios, en los que la oposición se ha negado a participar, suponían prácticamente un plebiscito sobre su gestión.

De los 19,5 millones de ciudadanos del padrón electoral, solo 8 acudieron a depositar su voto según la versión del chavismo; en total, un 41,5%, que los opositores reducen al 12%.

A pesar del penoso resultado, Maduro no ha dudado en elevar la tensión y ha advertido este lunes 31 de julio de 2017 medidas contra el Parlamento, la Fiscalía, los líderes de la oposición y los medios privados.

El tirano chavista, en un acto televisado con simpatizantes y sicarios, ha asegurado que la Asamblea Nacional Constituyente, que, según ha dicho, tomará el poder en Venezuela en las próximas horas y «levantará la inmunidad parlamentaria a quien haya que levantarla», actuará contra la «burguesía parasitaria» para solucionar la crisis económica y se hará con el mando de la Fiscalía «para que haya justicia».

Maduro ha criticado asimismo la cobertura dada este lunes a la votación por los canales de televisión privados venezolanos, a los que acusó de «censurar las elecciones» y anuncia medidas para encarcelar periodistas, expulsar corresponsales extranjeros e imponer el silencio.

UN PARIPÉ SANGRIENTO

El paripé electoral de la Asamblea Nacional Constituyente, la ‘Prostituyente‘ según los demócratas venezolanos, impulsada por el dictador Nicolás Maduro sumió este domingo 30 de julio de 2017 a Venezuela en una espiral de violencia sin precedentes durante un proceso electoral (El sátrapa asesta su último golpe a la democracia en Venezuela).

La abstención ha sido, incluso según las cifras del Ejecutivo, muy elevada. El Consejo Nacional Electoral (CNE) cifró la participación en un 41,43% del censo, es decir, casi 8,1 millones de votos, mientras que la oposición rebajó ese dato hasta el 12%.

Las fuerzas opositoras celebraron hace dos semanas un plebiscito no oficial en el que consultaron a los votantes sobre las elecciones de este domingo. Según sus cálculos, ese día acudieron a las urnas casi 7,2 millones de venezolanos.

Son al menos una docena los asesinados desde la noche del sábado. La caquicada y la represión, abocan al país a una fractura insalvable de la sociedad y las instituciones (El dictador Maduro no quiere testigos: 30 periodistas internacionales, expulsados de Venezuela).

El Gobierno chavista siguió adelante con su plan de escribir una nueva Constitución y celebró unos comicios rechazados en bloque por la oposición, que no presentó candidatos y promete ahora redoblar su pulso al régimen, y buena parte de la comunidad internacional (El País coge por la solapa a Podemos y le exige que aclare su relación con el sátrapa de Maduro).

El primer efecto de la decisión de Maduro de seguir adelante con su proyecto es que Venezuela tendrá a partir del lunes un Parlamento exclusivamente oficialista ignorado por todos los partidos de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y sectores críticos del chavismo.

El Gobierno intentó transmitir que la votación transcurrió en paz, pero el saldo de muertes lo desmiente. Nunca en la víspera o el desarrollo de un proceso electoral habían ocurrido tantos fallecimientos.

Caracas no fue el único escenario de los violentos enfrentamientos entre los manifestantes, las fuerzas de seguridad y los colectivos armados afines al chavismo.

Lo que dejó claro este montaje fascista organizado por los amigos y financiadores de Pablo Iglesias y sus compinches de Podemos, es que Venezuela es desde este domingo un país más dividido.

En el este y el sureste de Caracas los comicios prácticamente no se celebraron. La huelga general de 48 horas convocada la semana pasada por la MUD, materializada en cortes de vías, que se vivió desde el miércoles, impidió que en esos sectores de la capital venezolana, donde se concentra la mayoría de la oposición al régimen de Nicolás Maduro, el Consejo Nacional Electoral abriera los centros de votación.

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