«No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura» como bien decía George Orwell.
A Marta Teresa Solórzano se le había trasplantado un riñón, pero la severa escasez de medicinas que sufre Venezuela impidió que dispusiera desde hace meses del tratamiento necesario.
Eso hizo que su cuerpo rechazara finalmente el órgano recibido y que lo perdiera, teniendo que someterse de nuevo a diálisis.
El pasado sábado grabó un vídeo desde el centro de trasplantes del Hospital Universitario de Caracas, donde estaba internada en el que dejó testimonio de su situación desesperada.
Ella misma alude en el mensaje al «myfortic» y «rapamune», inmunosupresores que se suelen prescribir a este tipo de pacientes con trasplante renal.
«Me he sentido muy mal, perder un órgano es lo más tremendo que puede haber», lamenta abatida, pero con serenidad.
«Tengo las piernas hinchadas», se la oye decir. Al día siguiente, domingo 4 de marzo, falleció, según recoge ABC.
Con el consentimiento de su familia, la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida (Codevida) y la iniciativa «Una medicina para Venezuela» han difundido el vídeo, con el que buscan llamar la atención interncional sobre la falta de fármacos y la desesperada situación humanitaria que vive el país caribeño.