En algunos países musulmanes la justicia va más allá, ya que apelando a la Sharia islámica y legalmente se les cortan las manos, pero lo de Brasil y toda América Latina, se las trae.
La gente no cree en el sistema, considera a la Policía corrupta, ve a la Justicia como un engorro ineficaz, y en muchas ocasiones aplica su propia ley al delincuente.