Capturada e investigada por explotación sexual en Cartagena, la proxeneta firmó un preacuerdo con la Fiscalía del país suramericano y asumió los delitos imputados

La ‘Madame’ colombiana irá ocho años de prisión tras aceptar los cargos en su contra por prostitución infantil

Capturada e investigada por explotación sexual en Cartagena, la proxeneta firmó un preacuerdo con la Fiscalía del país suramericano y asumió los delitos imputados, según recoge rt y comparte Paula Dumas para Periodista Digital.

Liliana del Carmen Campos Puello, de 43 años, conocida en Colombia como la ‘Madame’, aceptó este jueves los cargos en su contra por trata de personas y explotación sexual infantil, imputados por la Fiscalía, y recibió una condena de ocho años de prisión.

Según un comunicado oficial de la Justicia en la ciudad de Cartagena de Indias, la ‘Madame’, junto con otras cuatro personas —entre ellas su padre y esposo—, admitió su responsabilidad en «la conformación de una red criminal dedicada a la explotación y esclavitud sexual de mujeres» en sectores turísticos del departamento de Bolivar.

Campos Puello, considerada como la mayor proxeneta de esa jurisdicción colombiana, se encontraba en prisión desde el 5 de agosto y a la espera de una sentencia. Las denuncias la señalaban como la responsable de haber sometido a más de 250 niñas y adolescentes a la prostitución infantil.

Según las investigaciones de la Fiscalía, Carlos Enrique Campo Caballero, padre de la ‘Madame’, era quien se encargaba de «recibir» a las jóvenes explotadas en dos propiedades, en una de las cuales habitaba él mismo. Asimismo, se lo acusó de «informar» a su hija de los movimientos que realizaba cada una de las niñas y adolescentes. Por su lado, Gustavo Adolfo Ruiz, su esposo, fue sindicado como «coordinador» de eventos sexuales, además de gestionar los cobros con los presuntos clientes.

De acuerdo al Ministerio Público de Colombia, la imputada —que llevaba una vida de lujos— atraía a sus víctimas extranjeras con la promesa de ayudarlas a conseguir documentos y dinero para garantizar su manutención. Pero una vez que entraban en el negocio, les quitaba sus papeles para someterlas a explotación sexual.

 

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