La muerte de George Floyd al momento de su arresto en Minneapolis (EEUU) volvió a poner de manifiesto el grave problema del racismo y la brutalidad policial.
Unas tres personas mueren a manos de los agentes todos los días y las posibilidades de perder la vida de esa manera aumentan significativamente si se tiene la piel negra.
A pesar de las preocupantes cifras norteamericanas y la indignación mundial por el caso de George Floyd, existe un país latinoamericano donde la policía mata a muchos más afrodescendientes: Brasil.
Según un análisis del Foro Brasileño de Seguridad Pública, casi ocho de cada 10 las víctimas fatales de la policía brasileña son afrodescendientes.
«Aunque representan el 55% de la población brasileña, los negros son el 75,4% de los muertos a manos de la policía», se lee en la edición de 2019 de su Anuario Brasileño de Seguridad Pública.
Y como la policía brasileña mata a muchas más personas que la de EEUU, unas 18 al día, el 10,8% de todos los homicidios del país- la diferencia en números absolutos también es notable.
«La policía en Brasil es mucho más letal. En EEUU la policía es responsable de unas 1.000 muertes por año y en Brasil de más de 6.000», advierte Antonio Almeida, del Observatorio de la Criminalización de la Pobreza y los Movimientos Sociales de la Universidad de Sao Paulo.
En 2014, el promedio de muertes diarias a manos de la policía era de seis, y cuatro años más tarde ya había subido a 18.
En Brasil, la mayor parte de policías muertos en servicio también son afrodescendientes -el 51% de los fallecidos 2017 y 2018, siempre según el FBSP- , a pesar de constituir únicamente el 31% de la fuerza.
Y los riesgos para los jóvenes negros no se imitan a las situaciones en las que interviene la policía.
Un estudio realizado en 2017 en Rio de Janeiro -el estado con los mayores índices de violencia Brasil- encontró que a los 21 años de edad, cuando el riesgo de ser víctima de homicidio está en su punto más alto, un joven negro tiene 147% más de posibilidades de ser asesinado que los jóvenes brasileños de otras razas.
De ahí que más allá de la responsabilidad de la policía o no, algunos expertos prefieren llamar la atención sobre lo que califican de verdadero «genocidio de la juventud negra» en el país sudamericano.