La nueva Gran Colombia

La afinidad ideológica entre Nicolás Maduro y Gustavo Petro le abre las puertas a la Nueva Gran Colombia

La nueva Gran Colombia

-Carlos Marx tenía apenas 12 años cuando Simón Bolívar murió. Mal podemos llamar Bolivariano al trasnochado movimiento de la izquierda latinoamericana de principios de este siglo. Al contrario, cuando Marx opinó de Bolívar, lo hizo para denigrarlo e injuriarlo.

-La afinidad ideológica entre Nicolás Maduro y Gustavo Petro le abre las puertas a la Nueva Gran Colombia.

-Colombia no aprendió en cabeza ajena. Quiere probar su propia suerte en esta ruleta rusa.

El sueño de Bolívar de la Gran Colombia, que se fraguó en el Congreso de Angostura en 1819 y se consolidó en 1821, apenas duró una década. La historia la conocemos todos, las diferencias, los protagonismos y visiones parciales la hicieron naufragar.

La Nueva Gran Colombia, está a punto de nacer. Esta vez se fundará en las ideas de los trasnochados marxistas, leninistas, comunistas y socialistas caribeños, que en las dos últimas décadas han llenado de ilusión a los pueblos latinoamericanos con el discurso mesiánico de Hugo Chávez, sin que pese todavía en ellos la cruda realidad: Su acción se traduce en miseria, pobreza, crimen, corrupción, destrucción, violaciones a los derechos humanos, persecución, torturas y muerte.

Obviamente, el error ha sido mantener en nuestro hemisferio a la dictadura castrista de Cuba, pues a la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), se trasladó el discurso del tirano Fidel Castro por intermedio del chavismo venezolano, al terreno fértil latinoamericano, caracterizado por las grandes diferencias socio económicas de sus pueblos, a las que abonaron con éxito esa doctrina.

Lo que ocurrió en Venezuela ya todos lo conocemos, uno de los países más ricos de América que ha visto como sin una guerra o cataclismo, se puede perder casi el 25% de su población, su democracia y libertades, como consecuencia de la aplicación de este social-comunismo tropical, cuyos protagonistas solo han procurado su riqueza personal mediante la corrupción, la dilapidación de las riquezas y recursos, en detrimento de las grandes mayorías.

Que gran ironía, ya que sus líderes eran los que anunciaban el milagro de la superación de la pobreza y el acceso al estado del bienestar. Por allí andan los hijos de los Castro; los de Chávez y Nicolás Maduro, navegando en millones de dólares, al igual que el ecuatoriano Rafael Correa; el boliviano Evo Morales; la argentina Cristina Kirchner; el brasileño “Lula” da Silva; el nicaraguense Daniel Ortega; y los que han jugado roles de colaboración y complicidad en aquellos delitos económicos.

Todos lo sabemos, pero nuestras sociedades están anestesiadas y no reaccionan. Lo ultimo acaba de ocurrir en Colombia. En las recientes elecciones ha resultado triunfador el terrorista, ex miembro del M-19, Gustavo Petro, cuyo asalto al Palacio de Justicia colombiano causó más de 100 muertos, entre ellos una decena de Magistrados; y ese pueblo, que ha visto más cerca que ningún otro lo que ha significado esta tragedia para Venezuela, ya que a Colombia han ido a parar en su huida 2 millones de venezolanos, no aprendió en cabeza ajena. Quiere probar su propia suerte en esta ruleta rusa.

El resultado de esta deriva histórica nos conduce a que el próximo 7 de agosto, una vez que se produzca la toma de posesión de Gustavo Petro en la República de Colombia, se pondrá en marcha la Nueva Gran Colombia, por la alianza ideológica de Nicolás Maduro y el régimen chavista, con el nuevo presidente colombiano.

Qué pensaría Bolivar de esto? Especialmente cuando todos sabemos que Venezuela ha perdido su libertad, que tanta sangre costó, para ceder su soberanía a los gobiernos de Cuba, Rusia, China, Irán, Corea del Norte y Turquía, que hoy son los que sacan el verdadero provecho a sus riquezas.

Junto a estos, están los nuevos ocupantes de nuestro territorio, el ELN y las FARC, quienes con Petro han triunfado en Colombia, con lo que ello significa para el pueblo venezolano. No es un secreto que el guerrillero Iván Márquez, herido recientemente en un atentado, se recupera en hospitales de Caracas, pues estas organizaciones terroristas colombianas son aliadas del criminal narcogobierno venezolano.

La Nueva Gran Colombia garantiza una alianza del crimen y del terror con la carta blanca de la impunidad. Lo más triste es que el pueblo colombiano luchó 60 años contra los que apostaron por la violencia como instrumento de la política. Hoy, éstos han llegado al Palacio de Nariño y al Congreso colombiano, como pasó en Venezuela, con el Palacio de Miraflores y la Asamblea Nacional.

Es una de las consecuencias de la salida en falso con la que se habría cerrado el conflicto: Los Acuerdos de Paz de la Habana, que dieron paso a la llegada de los dirigentes de las FARC al parlamento, ya que la llamada Justicia Transicional, ha sido todo menos justicia, y si prolongación de la impunidad y del crimen, pues el narcotráfico sigue campando a sus anchas y los terroristas siguen matando y atentando, en algunos casos desde Venezuela. Si hay alguna duda, basta con pedir opinión al presidente Iván Duque.

Bolívar estaría muy triste por aquello de que “su espada camina por América Latina”, una gran mentira y falsedad de un discurso ideológico, utilizado como instrumento para alcanzar el poder por líderes inescrupulosos, corruptos y criminales.

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