El régimen comunista ha estrechado la vigilancia sobre los norcoreanos que intentan ponerse en contacto con el exterior vía móviles chinos
El régimen comunista norcoreano sigue con su psicosis. A finales de enero de 2010 ejecutó a un ciudadano por haber hecho una llamada a un refugiado en Corea del Sur a través de un móvil chino. Le acusaron de dar información sobre la vida en el interior del país del norte, como el precio del arroz.
Era un trabajador de una fabrica de Hamheng, al noreste de Pyongyang. La emisora de radio «Open Radio for North Korea» (ORNK) informó que su apellido era Junk.
Las autoridades del régimen de Kim Jong-il han estrechado recientemente su vigilancia sobre los norcoreanos que intentan ponerse en contacto a través del móvil con amigos o familiares refugiados en Corea del Sur.
Corea del Norte, que según organizaciones humanitarias vive en un extrema penuria económica, llevó a cabo en noviembre una reforma monetaria para estabilizar los precios y consolidar la sucesión del poder de Kim Jong-eun, hijo más joven del líder norcoreano.
Sin embargo, los expertos creen que esta reforma resultó un fracaso y que los precios de bienes de primera necesidad se dispararon generando un gran descontento social en Corea del Norte.
Cerca de 16.500 norcoreanos se refugian en Corea del Sur desde que comenzara el éxodo en 1989, según datos del gobierno surcoreano.
(Agencias)