MINSK, 4 (Reuters/EP)
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, dijo este martes que no entregará a las nuevas autoridades kirguises al presidente derrocado Kurmanbek Bakiyev, acusado de ordenar la represión violenta de las protestas opositoras del mes pasado en el país centroasiático.
En una entrevista con Reuters el mismo día que el gobierno interino kirguís ordenó a la fiscalía que ponga en marcha la extradición de Bakiyev, Lukashenko dijo que dicha solicitud será inútil.
«Nadie ha acudido a mí oficialmente» con una petición de extradición, dijo Lukashenko, al tiempo que señaló su voluntad de «declarar inmediatamente de forma oficial» que tal solicitud sería «en vano y humillante para el Gobierno interino».
«El presidente de Kirguistán está bajo la protección del Estado bielorruso y su presidente», añadió. Bakiyev huyó a Bielorrusia tras haber sido derrocado en una revuelta que tuvo lugar entre el 7 y el 8 de abril, que dejó un saldo de 85 muertos en los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los opositores.
Los líderes opositores establecieron un gobierno interino y acusaron al presidente depuesto de asesinato masivo en relación a los disturbios. Sin embargo, Lukashenko culpó a los adversarios de Bakiyev del derramamiento de sangre y defendió la actuación de las fuerzas de seguridad.
El líder bielorruso también criticó a Rusia y a los países occidentales por entablar relaciones con el gobierno interino y ofrecerle su apoyo. Rusia y Estados Unidos cuentan con bases militares en Kirguistán.
«Rusia y Occidente crean un terrible precedente cuando apoyan a un gobierno ilegal que llegó al poder a través de un derramamiento de sangre», sostuvo Lukashenko.
Por otro lado, Lukashenko, a quien se le ha asignado el sobrenombre del «último dictador europeo», descartó que en Bielorrusia pueda producirse una revuelta similar, según dijo, a pesar de que a fuerzas occidentales y de Rusia les gustaría verle fuera del poder. «Nadie podría hacer una cosa así en Bielorrusia», aseguró.
