La Comisión Electoral de Filipinas asumió hoy el control de la seguridad en siete provincias consideradas conflictivas, para evitar cualquier brote de violencia y que los sicarios de los caciques locales intimiden a los votantes durante la jornada de los comicios legislativos de mañana lunes.
La medida contempla el despliegue de destacamentos especiales del Ejército en las provincias de Abra, Pangasinan, Cagayan, Nueva Écija, Lanao del Norte, Davao del Sur y en toda la Región Autónoma de Mindanao, en el sur del país.
La Comisión indicó que la medida responde a la detección de «amenazas serias» como «fuerzas paramilitares, ejércitos privados o bandas armadas identificables que han cometido delitos de terrorismo, fraude u otras irregularidades electorales y puedan hacer peligrar unas elecciones libres y seguras».
Los efectivos de la Policía y el Ejército han ejercido ya su derecho al voto para estar libres durante la jornada electoral, en la que tienen órdenes expresas de no apoyar o intimidar a ningún candidato, acciones nada extrañas en anteriores procesos electorales en Filipinas.
También se encargarán de velar por la seguridad de los comicios en los colegios electorales y de arrestar a personas que transgredan la prohibición de llevar armas en público, vigente desde el pasado enero y que concluirá el 10 de junio, un mes después de la votación.
En toda Filipinas continúan operativas 72 milicias de caciques locales, de las 132 que había en diciembre, cuando el Gobierno central creó una comisión especial para desmantelarlas antes de los comicios.
Mindanao es considerado uno de los lugares más peligrosos de Asia por la proliferación de armas y la actividad de grupos rebeldes como el Frente Moro de Liberación Islámica, Abu Sayyaf y los comunistas del Nuevo Ejército del Pueblo, además de un sinfín de bandas dedicadas a la extorsión.
