El sol en el espejo

Muchos dicen que no, que en España ahora solo interesa la crisis y que hablar de cosas como el ataque israelí a la flotilla de Gaza, con sus diez muertos que sepamos, son ganas de perder el tiempo contertulio; que a los españoles ahora solo nos interesan las cosas de trabajar y de comer, dicen. Sí. Habría que ser un verdadero snob para negar que lo que más nos angustia y nos obsesiona, la gran preocupación no de los españoles sino de la UE y el ancho mundo, son las incertidumbres personales y de civilización en que nos ha sumido esta crisis, ese no saber donde vamos ni cuando llegaremos; y su correspondiente espejo oscuro: certidumbres tan sombrías como el paro, del que nadie en su sano juicio está ni se siente ya libre por bien preparado que esté, las mujeres y los jóvenes primero pero todos tras ellos, o eso -tan atroz en mi opinión como cierto- de que recortar hoy los derechos sociales y de los trabajadores es la única forma de garantizar la viabilidad del sistema, de las pensiones a la sanidad y escuela públicas.

Las cosas de trabajar y de comer son, claro que sí, la mayor preocupación de todos los hogares. Pero, no estamos tan deshumanizados como pretenden los discursos políticos y las encuestas de madera. Escuchando en el taxi, en el metro, en el bar, a la hora del café en casa, compruebo que el inaceptable ataque israelí con fusiles y mentiras a la flotilla de Gaza, ha abierto hueco en nuestra agobiada agenda cotidiana a la repugnancia natural que nos produce el abuso del armado sobre el civil, del Estado sobre el ciudadano. Compruebo que aunque los grandes dirigentes del mundo libre -del más libre conocido, el nuestro, sin ironías, al que nosotros por fortuna pertenecemos- traten como siempre de disimular: fuertes con los débiles, débiles con los fuertes, ya sabemos; la masacre del ‘Mavi Marmara’ indigna y conmueve a mis conciudadanos ahora que estamos en vacas flacas como cuando estábamos en vacas gordas. Y me siento menos sola.

Las protestas de esos miles de españoles que han sacrificado este sábado, con lo cansaditos que llegamos al fin de semana, para arropar en la calle o por Internet a los tres activistas españoles del ‘Mavi Marmara’, deslumbran como el sol en un espejo. Son la esperanza frente al cinismo. Lo que denuncian: que ellos apenas han vislumbrado el trato de asedio medieval que Israel dispensa a los palestinos de Gaza, es cierto. Intolerable. Lo que piden: que este crimen pirata con al menos diez muertos se investigue por una comisión internacional y tenga el castigo que en Derecho proceda, me parece justo y lo menos que se puede pedir.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído