El presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, afirmó este viernes que no planea mandar fuerzas de paz a Kirguistán, un país donde desde han muerto al menos 260 personas y cientos de miles han tenido que huir de sus hogares a consecuencia de los enfrentamietos étnicos que desde hace casi dos semanas están teniendo lugar en sus zonas meridionales.
«La Federación Rusa nunca ha contemplado el envío de fuerzas de paz allí (en referencia a Kirguistán)», afirmó Medeved en una rueda de prensa en Washington, donde se halla de visita oficial, en la que también participó su homólogo estadounidense, Barack Obama.
Se da la circunstancia, además, de que el Gobierno interino kirguís –surgido tras el derrocamiento del anterior presidente, Kurmankev Bakiyev, a comienzos de abril– ya pidió a Rusia que enviará fuerzas de pacificación al país tras el estallido de los disturbios desatados el pasado 11 de junio en las ciudades de Osh y Jalalabad entre kirguises de etnia kirguís y kirguises de etnia uzbeka.
Medvedev afirmó que su Gobierno está colaborando con las autoridades kirguises, de las que dijo que aún tienen que ratificar su legitimidad, y definió al estado centroasiático como un «socio estratégico» al que ayudarán en asuntos económicos y humanitarios, informa la agencia rusa Ria Novosti.
