El consumo de energía por parte de China hace diez años era tan sólo la mitad que el de Estados Unidos
En el atlas económico del mundo, las últimas semanas se habrán pasado en una relevante página. Tras un siglo de voraz liderazgo por parte de Estados Unidos, China se ha convertido en el primer consumidor mundial de energía, gracias a un envidiable y sostenido crecimiento económico de dos dígitos anuales y un impacto mucho menos grave de la recesión que ha afectado dramáticamente a las economías más desarrolladas.
Explica Pedro Rodríguez en ABC que, de acuerdo a los últimos datos facilitados por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), una especie de G-20 energético con sede en París, China consumió el año pasado un total de 2.252 millones de toneladas equivalentes de petróleo.
Medición que incluye toda la energía obtenida a partir de petróleo, centrales nucleares, carbón, gas natural, generación hidráulica y otras fuentes de energía renovable. La cifra supone aproximadamente un 4 % más de la energía consumida por EEUU en 2009.
A pesar de que el Gobierno chino presume de estar ocupando el lugar justo y destacado que le corresponde en la escena internacional, el ranking elaborado por la Agencia Internacional de la Energía ha sido cuestionado abiertamente por Pekín, con reproches de que esas cifras no son fiables, sobre todo a la hora de computar responsabilidades internacionales o esfuerzos en materia de polución.
Además de insistir en que, incluso con esos datos discutibles, el consumo energético per cápita de China es todavía un tercio de la media de las naciones industrializadas.
Críticas de la AIE
La Agencia Internacional de la Energía también tiene su dosis de críticas a China, ya que acusa a su Gobierno de facilitar informaciones deliberadamente opacas sobre adquisiciones de petróleo, lo que a su vez contribuye a la volatilidad de los mercados internacionales.
Pero estas diferencias no restan mucha veracidad a la disparada demanda de energía por parte del gigante asiático. Incluso, a tenor de las propias cifras oficiales de China -cuya economía ha crecido un 10 % durante la primera mitad de este año-, todo apunta a una inminente superación de EE.UU. en materia de consumo energético.
En términos históricos, la economía americana ha venido siendo la mayor consumidora mundial de energía desde comienzos del siglo XX.
Pero para hacerse una idea del ritmo de crecimiento del gigante asiático, el consumo de energía por parte de China hace diez años era tan sólo la mitad que el de Estados Unidos.
Con estimaciones de que a ese ritmo de crecimiento, la economía china se convertirá en la primera del mundo en cuestión de cinco años. Aunque para el año que viene, China podría llegar a ser ya la mayor fuerza industrial de la economía globalizada.
Este despampanante crecimiento chino ha requerido de ingentes cantidades de energía, al basarse sobre todo en industria pesada y construcción de infraestructuras.
Además de plantear una serie de fricciones y tensiones internacionales, ya que China ha rechazado la imposición de límites en el marco de Naciones Unidas a su galopante consumo de combustibles fósiles.
Y para satisfacer sus necesidades, Pekín ha demostrado estar dispuesto a colaborar con problemáticos gobiernos en Oriente Medio, África e Iberoamérica.






