Al menos 63 personas han muerto y más de 350.000 se han visto afectadas en Benín por las inundaciones registradas en el país durante las últimas dos semanas, según un informe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).
El país africano ha sufrido los efectos de las lluvias en dos tercios de su territorio, lo que supone que unos 76.500 kilómetros cuadrados se han encontrado inundados en algún momento de las últimas dos semanas.
La situación humanitaria es «cada vez más preocupante», según la OCHA, ya que a los muertos y damnificados se suman los riesgos de que surjan epidemias. En Cotonou, considerada la capital financiera y la mayor ciudad del país, se han registrado unos 500 de los 800 casos de cólera extendidos por todo el país. El número de fallecidos por esta enfermedad alcanza ya los siete.
La organización cita como necesidades más inmediatas en Benín el refugio, agua potable y aseo, educación, alimentación, agricultura y atención sanitaria. El Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF) ha solicitado el envío de ayuda valorada en más de ocho millones de dólares (unos 5,7 millones de euros).
El Programa Mundial de Alimentos (PAM) se ha comprometido a enviar 445 toneladas de maíz y 87 de aceite, mientras que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en colaboración con Cáritas y Cruz Roja, instalará 50 tiendas en las que vivirán menos de la mitad de las 135 familias que se han quedado sin hogar.
Por su parte, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha comenzado a distribuir suministros a hospitales y centros de salud de los departamentos de Atacora, Borgou y Alibori, con los que se pretende paliar especialmente las necesidades de nutrición. Además, UNICEF también ha procedido al envío de materiales de higiene, bidones para el almacenamiento de agua, e incluso 6.000 litros de carburante.
