Un miembro de la CIA había sido advertido del ataque contra la base de Jost

Un agente de la CIA conoció con tres semanas de antelación el peligro de que un doble agente jordano atentara contra una base de la Agencia Central de Inteligencia en el este de Afganistán el pasado diciembre, ataque en el que murieron siete agentes (estadounidenses).

Así se desgrana de la investigación sobre el incidente. El miembro de la CIA estaba destinado en Jordania y había sido informado de que el infiltrado podría estar trabajando para Al Qaeda, pero no trasladó la información a sus superiores.

Las pesquisas revelan además los errores cometidos antes del ataque de Jost, el más mortífero para la Agencia desde 1983. Entre los errores figura la escasa experiencia del personal de la base, la falta de investigación del terrorista suicida –Humam Jalil Abu Mulal al Balawi– y una cadena de mando demasiado compleja.

Los empleados de inteligencia creían estar acercándose a una fuente crucial para la detención del ‘número dos’ de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, recoge el ‘New York Times’. «La misión por sí sola debería haber vislumbrado algunas de las valoraciones hechas aquí», ha señalado el director de la CIA, Leon E. Panetta, quien sugirió que no se debe culpar directamente a un único individuo o grupo por los «fallos sistemáticos» cometidos.

Los miembros de la división de contrainteligencia, que están detrás de las pesquisas, aprovechan para hacer algunas recomendaciones para investigar mejor a los confidentes y lograr que los agentes compartan mayor cantidad de información con los cargos superiores.

POSIBLES PENALIZACIONES

Todavía se desconoce si las autoridades van a penalizar al oficial destinado en Jordania que no informó debidamente de los riesgos que corrían sus compañeros en Afganistán. Panetta ha explicado en este sentido que este empleado podría haber hecho caso omiso de las advertencias al considerar que el compañero que se las transmitió podría estar celoso de Al Balawi y pretendía perjudicarle.

Por otro lado, existe la probabilidad de que los principales culpables de los fallos cometidos fueran las víctimas de la agresión, entre ellos Jennifer Matthews, experta en terrorismo de Al Qaeda. «Muchas de las pruebas han muerto con la gente», apostilló el jefe de la CIA.

Al Balawi, médico de profesión, había estado suministrando durante meses información desde la zona tribal de Pakistán en su intento por convertirse en informante de la CIA. Tanto él como un conductor afgano murieron también en el atentado, mientras que seis agentes más resultaron heridos.

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