Los jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Atlántica lanzarán el proceso para traspasar el liderazgo de la seguridad a las fuerzas afganas en la cumbre que tendrá lugar en Lisboa los próximos 19 y 20 de noviembre. La transición se iniciará en los primeros meses de 2011 y pretende culminarse a finales de 2014.
Además, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, confía en cerrar un acuerdo para que Rusia aporte helicópteros y formadores a la misión de Afganistán, según ha informado este miércoles su portavoz, James Appathurai.
Rasmussen firmará con el presidente afgano, Hamid Karzai, un acuerdo de asociación entre la OTAN y Afganistán que irá más allá del final de la misión de combate, cuando ésta se produzca, para enviar el mensaje político de que la Alianza «no se va» y que la transición no significa «salir» del país.
«El compromiso es a largo plazo, incluso el militar», ha asegurado Appathurai, que ha garantizado que no habrá un vacío como consecuencia del proceso de transición, sino que, más bien al contrario, la OTAN estará «el tiempo que necesite» para terminar su trabajo.
Las líneas generales del proceso de transición están ya acordadas, pero a partir de 2011 se trata de poner en marcha la ruta diseñada y analizar qué provincias y distritos de Afganistán están preparados para la transición y en qué momento podrá hacerse. Este análisis incluye una evaluación no sólo de la seguridad sino de la situación política general, ha explicado el portavoz.
Luego, una vez que el Gobierno afgano y los países de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) acuerden lanzar el proceso, se movilizarán los recursos, incluídos los de los afganos.
En este contexto, el secretario general de la Alianza confía en que Rusia aporte unos 20 helicópteros e instructores de vuelo para la misión afgana, aunque los detalles del acuerdo, especialmente los financieros, están todavía discutiéndose. En principio, sólo unos pocos aparatos serían donados por Moscú.
Se espera también que Rusia se una al sistema de defensa antimisiles europeo para el que la OTAN confía en tener el visto bueno definitivo en la capital portuguesa. La idea es ampliar las capacidades de las que ya dispone la Alianza para defender a sus tropas y unirse al sistema norteamericano, lo que permitiría proteger también el territorio y la población europea. El coste del proyecto es de 200 millones de euros.
REFORMA DE LA ESTRUCTURA MILITAR
Los jefes de Estado y de Gobierno deberán adoptar igualmente la decisión final sobre la reforma de la estructura militar de la Alianza, cuyas líneas generales acordaron el pasado mes de octubre los ministros de Defensa y Exteriores, y que supondrá básicamente recortar un 30% del personal, que pasaría de los cerca de 13.000 efectivos actuales a menos de 9.000.
Ello implicará prescindir de alguno de los once cuarteles generales que tiene la OTAN, pero de momento no se sabe dónde se harán los recortes. El secretario general quiere, asimismo, dejar en tres las 14 agencias de la OTAN que existen actualmente. Además, se aprobará el nuevo concepto estratégico de la organización, la guía para la OTAN del siglo XXI frente a las nuevas amenazas de seguridad.
La crisis económica ha provocado drásticas reducciones en los presupuestos de Defensa de los Aliados. Según Appathurai al menos 15 países han anunciado recortes que oscilan entre el 2% y el 47% en algún caso. Sólo 5 países de la OTAN destinan un 2% del PIB en Defensa: Grecia, Turquía, Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
