La OTAN y Rusia llegan a un acuerdo para colaborar en la defensa antimisiles

Medvedev se muestra dispuesto a cooperar, pero avisa de que si no se hace transparente se puede romper el «equilibrio» armamentístico

LISBOA, 20 (de la enviada especial de EUROPA PRESS Laura Caldito)

Rusia ha aceptado la oferta de la OTAN para colaborar en su futuro sistema de defensa ante misiles balísticos con el que la Alianza Atlántica pretende proteger todo su territorio, según ha anunciado en rueda de prensa el secretario general de la OTAN, Anders Forgh Rasmussen. No obstante, el ‘sí’ ruso fue matizado después por su presidente, Dimitri Medveded, quien alertó del peligro de que un sistema no transparente pueda romper el «equilibrio» armamentístico actual.

«Por primera vez en la historia Rusia y la OTAN van a cooperar para defenderse», ha afirmado Rasmussen, que se ha mostrado muy satisfecho y «feliz» por el acuerdo alcanzado en el Consejo OTAN Rusia, durante la 61 Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza que se celebra desde ayer en Lisboa.

Según ha explicado, se ha aprobado hacer un «análisis conjunto» de las amenazas a las que debe responder este sistema de defensa que cubrirá el territorio europeo, aunque todavía no se han pulido los detalles técnicos, en los que se entrará más en profundidad en la reunión que los ministros de Defensa de la OTAN y de Rusia celebrarán el próximo mes de junio.

Rasmussen, que ha calificado la cumbre de «gran éxito», ha reconocido que existen «apreciaciones divergentes» sobre «la verdadera amenaza» que suponen determinados países, sin mencionar a ninguno, pero ha insistido en la relevancia de lanzar desde hoy un «análisis común» de los desafíos.

Mucho más cauto se ha mostrado el presidente ruso, quien ha reafirmado la voluntad de su país de colaborar con la OTAN en materia de defensa antimisiles, pero ha alertado de que el desarrollo de esta capacidad «puede alterar el equilibrio existente» en los sistemas de defensa actuales e implicar una «carrera armamentísitica» que de ninguna manera es deseable.

Medvedev ha recalcado en su intervención que esta cuestión, de la que han hablado «mucho» en la reunión, es «muy delicada» y ha recordado las tensiones que generaron los intentos del ex presidente George W. Bush de instalar un escudo antimisiles en Europa, alabando el «coraje» de su sucesor, Barack Obama, para detenerlo.

Con todo, el mandatario ruso ha dejado abierta la puerta a la cooperación. «Nuestra postura es simple, si nos ocupamos entre todos de la defensa antimisiles, no se destruirá el equilibrio», ha dicho, para después insistir en que la clave está en avanzar desde una postura de «asociación». Esto implica que la participación rusa en este futuro sistema europeo de defensa antimisiles estará condicionada a que sea un sistema «cabal, con intercambio de información, transparencia y responsabilidad».

Pero Medvedev también ha mostrado prudencia ante el modo en que pueda ponerse en marcha técnicamente. «No tenemos una verdadera idea de cómo va a funcionar y de cuánto va a costar», ha reconocido. Además, ha expresado sus dudas sobre la conveniencia de afrontar esta inversión para un programa de defensa en un momento de crisis, cuando hay mucho que gastar en «programas de educación, ayuda a los países menos desarrollados o apoyo a Africa».

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que ha comparecido en rueda de prensa después de Rasmussen y antes de Medvedev, ha elogiado el acuerdo alcanzado y ha asegurado que con esta cumbre se están «redefiniendo» las relaciones entre la OTAN y Rusia, que es «un socio, no un adversario».

En su primera sesión ayer, los Veintiocho acordaron desarrollar las capacidades necesarias para defender a sus poblaciones y territorios contra ataques con misiles como la «pieza central» de su defensa colectiva, que contribuya a la seguridad indivisible de la Alianza. Además, expresaron su firme voluntad de buscar la cooperación en esta materia con Rusia y otros socios euroatlánticos.

La decisión de los aliados aparece en su nuevo Concepto Estratégico con el que la OTAN se ha dotado para los próximos diez años. De esta manera, la defensa antimisiles de los Aliados, que hasta ahora protegía a sus tropas -con el denominado sistema de Defensa de Misiles de Teatro– se ampliará para proteger a territorios y poblaciones civiles, mediante un sistema de mando y control centralizado. El nuevo sistema necesitará una inversión de 200 millones de euros en los próximos diez años y se desarrollará a partir del actual programa, para el que se han dedicado 800 millones de euros.

Rusia ha mantenido tensiones importantes con Estados Unidos por el conocido como ‘escudo antimisiles’ que intentó poner en marcha el ex presidente George W. Bush y que incluía la instalación de bases de misiles interceptores en la República Checa y Polonia. Este proyecto se abandonó con la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama, quien lo sustituyó por uno multilateral.

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